Popayán, Chocó y Bogotá fueron las tres primeras ciudades del país donde se realizó el lanzamiento del libro “Vivencias, aportes y reconocimiento: las mujeres en el proceso de paz en La Habana”, una publicación conjunta entre Corporación Humanas y Corporación CIASE que contó con el apoyo de ONU Mujeres, la Embajada de Suecia y Fokus.
Hablamos con July Fajardo, coordinadora de la investigación para que nos invitara a leer este libro recomendado en #MujeresConfiar.
¿Qué nos vamos a encontrar los lectores en el libro “vivencias, aportes y reconocimiento: las mujeres en el proceso de paz en La Habana”?
July Fajardo: Se van a encontrar con la historia menos visible del proceso de paz, la de las mujeres que aportaron para que el acuerdo que hoy tenemos fuera una realidad. Se van a encontrar con un libro cargado de reconocimiento y agradecimiento a esas mujeres constructoras de paz que trabajaron día y noche e hicieron muchos sacrificios personales y familiares por la paz de este país. Se van a encontrar con las vivencias de las participantes, sus aportes, los desafíos que enfrentaron y las sinergias que lograron entre ellas y con el movimiento de mujeres del país, para lograr que las mujeres tuvieran un lugar en las discusiones y se lograra la incorporación del enfoque de género.
Hablemos de las protagonistas de este libro, ¿quiénes son las mujeres que participaron en el proceso de paz?
En el proceso de paz participaron cientos de mujeres, incluidas las organizaciones feministas y de mujeres del país y las mujeres víctimas del conflicto armado. Sin embargo, el libro está centrado en aquellas que integraron la delegación de paz de las Farc-Ep, la delegación de paz del Gobierno Nacional, las delegaciones de los países garantes y de la Cooperación Internacional. En estas delegaciones identificamos muchísimas mujeres que, dentro de las mismas, tuvieron roles, actividades y responsabilidades concretas en el desarrollo del proceso, que en la mayoría de los casos el país nunca conoció pero que hicieron posible la participación de los equipos negociadores y el desarrollo del proceso mismo.
Son mujeres con una gran variedad de experiencias y experticias. En el caso del Gobierno Nacional había un gran número de abogadas, politólogas, expertas en temas de justicia transicional, en temas de reparación, de seguridad y defensa, en temas de género, víctimas, comunicadoras estratégicas, etcétera. Por el lado de las Farc-Ep, las mujeres que estaban en La Habana tenían conocimientos en comunicaciones, idiomas, experiencia en formación política dentro de los frentes y campamentos, en relacionamiento con organizaciones sociales, algunas llevaban varios años en la organización y tenían cargos de liderazgo y mando. Y las mujeres de la Cooperación Internacional y países garantes tenían experticias temáticas como género, derechos de las mujeres, derechos de la infancia, víctimas y muchas habían apoyado procesos de resolución de conflictos y paz en otros países.
El libro propone cinco capítulos en los que se habla de aportes, dificultades, estrategias, aprendizajes, reflexiones y vivencias de estas mujeres, ¿qué es lo que más destaca usted como coordinadora de la investigación?
Cada capítulo tiene una intención particular desde la perspectiva de la visibilidad y el reconocimiento a las mujeres y al trabajo que desde estas delegaciones realizaron por la paz del país. Responden además a algunos vacíos y recomendaciones que identificamos en diferentes informes sobre mujeres en los procesos de paz en el mundo. De los capítulos centrales del libro puedo decir:
El capítulo sobre la participación de las mujeres en el proceso de paz intenta conocer los detalles en torno a los contenidos de esta participación, saber en qué consistió, qué actividades desarrollaron las mujeres, en qué escenarios del proceso se desempeñaron, qué estrategias utilizaron para lograr la incorporación del enfoque de género y cuáles las dificultades. Aquí se evidencia cómo ellas aportaron en todos los escenarios al proceso de paz y como aún hoy ser mujer sí tiene implicaciones particulares en este tipo de procesos políticos que se transforman en obstáculos y dificultades para ellas.
El capítulo sobre el reconocimiento de la participación de las mujeres se pregunta por el reconocimiento en varios niveles. El reconocimiento individual o auto-reconocimiento, el reconocimiento que existe entre ellas y que tienen por las demás participantes del proceso de paz y las organizaciones de mujeres, el reconocimiento por parte de sus compañeros de delegaciones y el reconocimiento de los círculos cercanos y familiares. Aquí evidenciamos que a ellas les cuesta más reconocer sus propios aportes y trabajo, pero reconocen con mucha más facilidad y fuerza el aporte de sus compañeras. En general aún hace falta mucho para que el trabajo de las mujeres en estos procesos se reconozca tanto como el de sus colegas hombres.
El capítulo sobre el cuidado es un capítulo realmente novedoso. Generalmente cuando se habla de estos procesos políticos y sociales nunca se habla de todo el soporte de cuidado ni de los trabajos relacionados con este concepto (habitacional/ de servicio de los espacios y de cuidado de los demás: alimentación, salud, etc.) que son realizados mayormente por mujeres; al contrario, son altamente invisibles y poco valorados, pero hacen posible que los procesos se desarrollen de manera adecuada y que las personas puedan tener las condiciones óptimas para realizar su trabajo y participar. El cuidado es el soporte de actividades vitales y logísticas, por ello y porque en su mayoría fue realizado por mujeres, quisimos darle un lugar en el libro.
Por último, está el capítulo que se centra en la dimensión subjetiva del proceso. Aquí recordamos que todos los procesos están mediados por la dimensión subjetiva de quienes participan y que un proceso de la magnitud y envergadura como el de La Habana tuvo impactos personales y emocionales. Entonces indagamos por los momentos más significativos para ellas, los más difíciles, por los aprendizajes que les dejó este proceso y por lo que significó para cada una hacer parte del mismo.
En #MujeresConfiar sabemos que escuchar las voces de las Mujeres y entender estos enfoques y propuestas, es necesario para transformar entre todos nuestro país.
Por eso les recomendamos este libro, que puede descargarse en versión digital
¿Por qué visibilizar las voces de las mujeres en estos procesos?
Creo que es importante mencionar que no en todos los procesos de las esferas políticas de las sociedades han estado siempre las mujeres, pues ganarse un lugar en lo “público” y salir del espacio del hogar no fue fácil, fue una lucha de muchas. Así mismo hay que recordar que en la mayoría de los casos no han estado en los espacios de toma de decisión y máximo liderazgo sino en actividades menos visibles y de menos poder. Esto no se ha modificado completamente hoy. En el proceso de paz en La Habana la mayoría de las personas que trabajaron en este proceso de paz eran mujeres; fueron mayoría en los espacios de discusión, de asesoría, logísticos, pero fueron minoría en los espacios de decisión y de primera línea en la negociación.
Ahora, visibilizarlas y hacer eco de sus voces es vital por varias razones. Primero, porque estuvieron ahí trabajando fuertemente y eso hay que reconocerlo. Segundo, porque las voces y rostros que se conocen en el país son principalmente de hombres y no podemos permitir que en el imaginario social quede la idea de que no hubo mujeres aportando a la paz. Tercero, porque este proceso de paz es trascendental para la historia de Colombia y todos los aportes que se hicieron deben tener la misma importancia y hacer parte de la memoria del proceso. Cuarto, porque aunque las mujeres no tuvieron el mismo acceso al poder y a la toma de decisiones que los hombres, fueron mayoría en el proceso de paz. Quinto, porque en Colombia las mujeres llevan décadas trabajando por la paz, buscando una salida negociada al conflicto armado, apoyando y representando a las víctimas, y reconocer esta labor es muy importante.
¿Qué ventajas puede traerle a nuestro país la participación política de las mujeres y por qué considera que todos los colombianos debemos escuchar estas voces femeninas?
Bueno, son muchas. Las mujeres hacen parte integral de la sociedad y deben en calidad de ciudadanas poder tomar parte en las decisiones sociales y políticas de la misma, en la misma medida y forma que el resto de la ciudadanía. Dadas las condiciones de discriminación que las mujeres han enfrentado, al igual que otros colectivos humanos, tienen necesidades y experiencias diferenciadas en todos los aspectos de la vida que hay que tener en cuenta, por ejemplo en la planificación de políticas públicas, en la creación de leyes, etc. Hay temas en las sociedades que afectan particularmente a las mujeres y son ellas quienes pueden de la mejor manera hacerlos visibles y buscar su transformación. Ellas pueden aportar nuevas formas de comprender y ejercer la política.
Se deben escuchar estas voces porque históricamente se han dejado de lado. La política y las grandes decisiones se han tomado primando el punto de vista solo de la mitad de la población, los hombres, pero han afectado a toda la población, en algunos casos de manera particular a las mujeres.
Las mujeres permiten conocer la otra parte de la historia de todos los procesos, amplían el panorama y hacen visibles temas que suelen estar ocultos.