Por Jenny Giraldo García
En Colombia, un país en el que los espacios para las artes escénicas han sido principalmente de los hombres, una mujer se inventó un festival que pondría en las tablas a tantas que como ella estaban construyendo historias para el teatro y, por si fuera poco, apostando con su quehacer artístico a la paz. Eso pasó hace 26 años, cuando Patricia Ariza decidió fundar el Festival Mujeres en Escena por la Paz, una historia de perseverancia y resistencia.
¿Cuál es la génesis de este festival?
Hace 27 años Colcultura me pidió hacer una lista de los directores y dramaturgos de Colombia. Yo me puse a hacer la lista muy juiciosa y, al terminar, me di cuenta de que las mujeres éramos un porcentaje menos que bajito; si había un tres por ciento de mujeres, era mucho. Entonces me dije que no somos una minoría, que lo que hay es una enfermedad que hay que curar, hay que visibilizar el teatro que hacen las mujeres, y así empezamos a hacer el festival. Lo hemos hecho contra viento y marea. Al principio fue muy duro, porque se burlaban de nosotras. Si todavía es tan difícil, ¡imagínate en esa época! Al principio, logramos sobrevivir; ahora, ya vivir con mucha felicidad de que este festival tenga un lugar en la cultura. Lo que no tiene es un lugar en el presupuesto; no hay consideración en el Estado de la importancia que tiene un acontecimiento como este. Pero no importa, nos hace muy felices hacerlo. Y no solamente es un festival internacional de teatro: hay una reflexión, hay un encuentro polifónico de mujeres en el que participan las organizaciones sociales, fundamentalmente los movimientos por la paz. Este año participan mujeres que han sido prisioneras políticas y las mujeres de la exinsurgencia traen un sketch teatral. Este festival es nuestra manera de aportarle a la paz de Colombia.
Frente a los roles de la mujer en el teatro, ¿has sentido transformaciones significativas en estos 27 años?
La transformación ha sido muy lenta. Hay muy pocos estímulos para las mujeres artistas, muy poco reconocimiento. Las mujeres están en todos los teatros, en la administración, en la organización, son el sostén de los teatros, pero muchas veces tienen que abandonar el arte para dedicarse a enseñar. Muchas artistas maravillosas se han tenido que retirar porque han tenido que escoger entre el arte y su familia, porque vivir de esto es muy difícil. También lo es para los hombres, por supuesto, pero para las mujeres es más difícil porque se tienen que encargar de su casa, de sus hijos. Las que hemos sobrevivido ha sido por terquedad y persistencia y porque… no sé, no sabría explicarlo. Pero ahí estamos.
¿Sigue esa idea de que no importa el género al que pertenezcas, lo importante es hacer buen teatro?
¡Y eso sí importa! Sí importa el género en el teatro, porque el teatro es un reflejo de la vida. Y hay también un teatro patriarcal y machista, donde las mujeres aparecen como señuelo, no como sujetos de la realidad, de la vida.
¿Y el Festival Mujeres en Escena por la Paz ha contribuido a visibilizar y empoderar a las mujeres en el teatro?
Claro. ¡Las mujeres aquí hemos cambiado tanto! No sólo por el festival, sería muy pretencioso decir que sólo por eso. Yo creo que ha sido por ellas mismas, porque el movimiento social de mujeres en Colombia es muy fuerte, porque las mujeres han cargado con lo más doloroso de la guerra, han sobrevivido a la muerte, la mayoría de población desplazada es de mujeres, por eso las organizaciones de las mujeres son tan fuertes. Es más, no existen, prácticamente, en el mundo procesos de paz donde se incluya el género, entonces lo que está pasando en Colombia es un paradigma, un ejemplo, un orgullo que tenemos que defender. La paz no es sólo el silenciamiento de los fusiles, también es el fin de la violencia contra las mujeres.
Sobre la tríada mujeres – teatro – paz, ¿qué reflexiones podemos hacer?
Nosotros –y nosotras, particularmente– hemos dicho que una paz que no se cante, que no se cuente, que no se poetice, que no se lleve al teatro, es una paz que se retrasa. Entonces estamos luchando para que en la implementación se haga una política cultural especial para la paz. Ahora habrá unos planes de desarrollo especiales para los municipios en los que el Estado ha tenido menor presencia, y tan importante como el desarrollo económico, es el desarrollo cultural de una región; entonces estamos trabajando en eso, nosotras, por nuestra propia cuenta, pero de verdad que falta mucha sensibilidad en el Estado. Por otro lado, mujeres y teatro: una combinación necesaria. En todos los grupos de teatro hay mujeres, pero al mismo tiempo no hay mujeres, sigue una supremacía muy masculina. Yo trabajo en un grupo mixto, que es La Candelaria, y valoro enormemente a muchos de los directores y dramaturgos, pero no valoro que no haya equidad y hay que buscarla como sea. En el festival habrá un capítulo llamado “Las nuevas masculinidades”, donde los directores también tienen que reflexionar sobre qué tipo de hombres requieren este mundo y este país en época de la demolición del patriarcado.
¿De qué manera el festival es un espacio incluyente para los hombres?
El Festival Mujeres en Escena por la Paz es un festival especializado, no es excluyente. Como cuando haces un festival para niños, no quiere decir que los adultos no puedan estar. Este es el único festival en el país especializado en mujeres, así que tampoco le estamos quitando el lugar a ningún compañero hombre. Además, hacemos un festival, el Alternativo, que no se ocupa de temas de género; claro que yo siempre me ocupo porque soy feminista y es un tema que lo atraviesa todo, pero el Alternativo está abierto a mujeres y hombres de igual manera. En este sí hay una prevalencia de las obras dirigidas por mujeres y de las dramaturgas, pero no está la puerta cerrada a los hombres, aunque tampoco está abierta de par en par, porque al principio, que era así, se nos metieron unas obras absolutamente patriarcales.
¿Se ha transformado el Festival en los últimos años, desde que empezó el proceso de negociación entre el Gobierno y las Farc?
Yo sí creo. En esta versión, por ejemplo, aunque hay muchas que no he visto, hay obras de las prisioneras políticas, hay muchas sobre cómo las mujeres miran el conflicto, el desplazamiento y con una mirada que no es competitiva; las mujeres tienen la capacidad de combinar lo épico con lo pequeño, lo cotidiano, lo personal. Mejor dicho, lo personal con lo político.
Para disfrutar el festival
El Festival Mujeres en Escena por la Paz, apoyado por la Cooperativa Financiera Confiar, comienza el 11 de agosto en Bogotá, está concebido como un festival popular, en el que un abono para seis obras tiene un costo de 40 mil pesos; además, serán 16 obras con entrada libre en diferentes espacios de la ciudad. Para esta versión, los países invitados son Cuba, Ecuador, Argentina, Perú, Brasil, México, Chile, Noruega, España y una propuesta en la que se unen artistas de Corea del Sur y Estados Unidos. También podrá apreciarse teatro colombiano proveniente de Barichara, Tunja, Cali, Medellín, Manizales, Santa Marta y Bogotá. Serán 10 días dedicados al teatro, a las mujeres y a la paz, en una propuesta artística y política que habla de la resistencia, del valor de lo colectivo y de la importancia del arte para la sociedad.
Aquí puede consultarse la programación completa.
2017 Festival Mujeres en Escena por la Paz XXVI from Corporación Colombiana deTeatro on Vimeo.