Por Cristina Hincapié Hurtado
Betsabé Espinal nació en Bello, Antioquia. A la edad de 24 años, cuando trabajaba en la Fábrica de Textiles de Bello, ante los malos tratos y los abusos a los que las mujeres eran sometidas, esta joven decidió motivar a sus compañeras, más de 400 mujeres, para que alzaran su voz y realizaran la que hoy se considera la primera huelga laboral en Colombia. Betsabé es poco conocida en nuestro país, pero en silencio su memoria ha permanecido e incluso sigue motivando e inspirando a mujeres que desde el arte buscan que su historia no pase al olvido. María Fernanda Sucerquia no solo se siente inspirada por Betsabé, sino que además, la considera una Santa.
Se consideran santos o santas a aquellos seres humanos “elegidos por Dios”. Se dice que su moralidad se convierte en ejemplo y paradigma para los demás y que se destacan por sus virtudes, que nos muestran los caminos por los que se debe transitar; y aunque el proceso de canonización es largo y requiere una investigación exhaustiva, en Medellín, una artista plástica de la Universidad de Antioquia sintió que gracias a la “labor aguerrida, loable y pacífica que llevó a cabo por los derechos de ella misma y sus compañeras trabajadoras, buscando el bienestar común”, Betsabé Espinal podría ser canonizada por su cuenta.
Con esta idea, María Fernanda Sucerquia, licenciada en Artes plásticas de la Universidad de Antioquia, ha creado una serie de productos visuales sobre esta mujer sindicalista que ha expuesto al público en su página de Facebook, Santa Betsabé Espinal, y en su blog.
Una serie de estampitas con la imagen de Betsabé, al estilo de las que con devoción se cargan en los bolsos y carteras de ángeles y santos, ha sido la forma en la que María Fernanda ha querido “visibilizar el batallar de esta gran mujer por los derechos de las mujeres y los trabajadores”.
Para la artista, es muy importante contar la historia de Betsabé a quienes no la conocen, “la primera mujer sindicalista en Antioquia que se opuso a la doble moral establecida en un departamento en el que la mujer de clase obrera era vista como una ciudadana de segunda categoría que debía callar ante los atropellos en su contra”.
Cada que puede y tiene tiempo, María Fernanda sube algo nuevo a la página de Betsabé y a la par trabaja en otra página en la misma red social dedicada a otra de sus santas favoritas: Santa María Cano. María piensa que falta más visualización de ambas páginas pero sabe también que esto “puede deberse al desconocimiento de estas interesantes mujeres”. Cada vez que alguien ve una de sus estampitas pregunta ¿quién es esta mujer?, y “muchas personas se han identificado con su lucha”, como la madre de la artista, quien la conoció por el trabajo de su hija y se conmovió cuando le contaron las duras condiciones laborales que vivieron Betsabé y sus compañeras.
Su trabajo plástico busca, a través del arte y lo simbólico, llevar a estas mujeres cada vez más lejos, mostrando cómo su trabajo y sus vidas –como en el caso de las santas– nos recuerdan la importancia de luchar por la justicia social y por otro mundo posible.