Por: Alejandra Morales Ríos
Desde Boyacá, un grupo de mujeres se ha dedicado a hacer consciencia sobre los derechos de las mujeres y las violencias a las que nos hemos visto enfrentadas historicamente.
Transcurría el año 2018 cuando un grupo de mujeres comenzó a reunirse en un café en Sogamoso, al oriente de Boyacá, con un tema en común: el lugar de las mujeres en ese territorio. Eran mujeres de distintas edades que se sentaban a conversar y a preguntarse sobre asuntos como la participación política de las mujeres, el acoso y la violencia de género.
Rosa Benítez Cuchigay era una de ellas. Después de varios años de vivir en Bogotá, estudiando sociología en la Universidad Nacional, regresó a su ciudad natal con muchas preguntas: ¿dónde están las políticas públicas para las mujeres en Sogamoso? ¿Cómo están Boyacá y Sogamoso en términos de violencia de género? Poco a poco se fue encontrando con otras mujeres que compartían sus cuestionamientos y preocupaciones por la falta de información y educación.
“Empezamos a reunirnos a hablar de los temas que nos parecían importantes, a tratar de estructurar una agenda, a decir que era importante que empezáramos a poner en el discurso público los temas que nos interesaban a las mujeres, que no se quedara solamente en el café que nos tomábamos nosotras sino ponerlo de verdad para todo el mundo, entonces empezó el voz a voz y empezaron a llegar mujeres buscando ayuda con casos de acoso y violencia”, cuenta Rosa.
Con el tiempo, estos diálogos alrededor del café y la camaradería se fueron ampliando y convocando mujeres con distintas formas de pensamiento, intereses y perspectivas, convirtiéndose en un fuerte proceso de articulación. Así nació la Red Defemsoras, una organización que defiende y promueve los derechos de las mujeres y busca la erradicación de todas las formas de violencia basadas en género. Si bien se establecieron en un primer momento en el municipio de Sogamoso, y allí se centra su trabajo, lograron extenderse a toda la Provincia de Sugamuxi, que comprende otros 12 municipios: Aquitania, Cuitiva, Firavitoba, Gámeza, Iza, Mongua, Monguí, Nobsa, Pesca, Tibasosa, Tópaga y Tota.
Su primera acción, luego de la conformación como Red, fue en el marco de las elecciones regionales de 2019, cuando se dieron a la tarea de estudiar las políticas públicas, las propuestas y planes de gobierno de las candidatas y candidatos a la Asamblea y Gobernación de Boyacá y la Alcaldía de Sogamoso. También organizaron un encuentro donde estos firmaron un pacto en el que se comprometían a incluir propuestas relacionadas con el bienestar de las mujeres en los planes de gobierno y concertaron encuentros con las mujeres candidatas, en los que se trataron temas relacionados.
“Boyacá es un departamento muy machista y uno de los grandes problemas para que esto empiece a avanzar es que las mujeres no estamos habituadas a estar en los lugares de toma de decisiones por múltiples factores estructurales y culturales. Esto ha sido uno de los grandes obstáculos, porque hay muchas lideresas, pero no hay tanta disposición para entrar en esos escenarios que son tan fuertes y violentos, por eso hay que empezar por quitarnos ese imaginario de que no podemos estar allá. La política sigue siendo dominada por los hombres, y además acá hay un clientelismo muy fuerte, ahí también está lo complejo de decir si es que las mujeres de verdad están liderando o lo están haciendo en cuerpo ajeno”, explica Rosa.
Actualmente son siete personas en la base de la Red. Cuentan con diversas líneas de acción como la de participación e incidencia política, en el que analizan temas como la participación de la mujer en espacios de liderazgo; red de apoyo y acompañamiento a víctimas de violencias; formación y capacitación, en la que han realizado grupos de estudio, conversatorios con expertas y procesos de pedagogía en colegios y universidades alrededor del feminismo y los derechos de la mujer; investigación y proyectos, a través del que buscan participar en convocatorias de distintas organizaciones, y el observatorio de asuntos de género, en el que investigan y consignan la información sobre violencia.
También han realizado diversas alianzas con organizaciones feministas y sociales del departamento y el país en temas como la interrupción voluntaria del embarazo, los derechos sexuales y reproductivos y la participación política de la mujer. Recientemente se sumaron la declaratoria de emergencia nacional por feminicidios en la que lograron que la Alcaldía y el Concejo Municipal de Sogamoso acompañara el manifiesto.
¿Cómo están las mujeres en Boyacá?
Reconocen que en el departamento se presenta un atraso en acceso y organización de la información y en las rutas de atención a las violencias, además de una normalización de estos fenómenos que pocos se preocupan en combatir. Por esta razón, trabajan, en alianza con distintas organizaciones, en la realización de diagnósticos en temas como la interrupción voluntaria del embarazo y los distintos tipos de violencia de género en estos municipios. Si bien ya existen reportes e informes institucionales sobre el tema, estos presentan irregularidades y no concuerdan entre ellos.
De acuerdo al informe del comportamiento de violencia de género e intrafamiliar en Boyacá, de 2020, en el departamento se notificaron 1886 casos de violencia de género, y aun con estas cifras tan preocupantes, existen cinco municipios que se encuentran en ‘silencio epidemiológico’, es decir que se desconoce la cantidad de casos que ocurrieron en ese periodo: Betéitiva, Guacamayas, La Victoria, Quípama y Tutazá.
De acuerdo con Rosa, “Sogamoso fue el municipio que tuvo más casos de violencia de género intrafamiliar en 2020, eran más de 300 en un municipio de 200 mil habitantes, seguido muy de cerca por Tunja y Duitama que son los municipios más grandes de Boyacá. Particularmente en la provincia de Sugamuxi las mujeres sufren violencias de manera constante pero no denuncian, no se dice nada, no hay confianza para la denuncia, entonces las cifras que tenemos son subregistros, no es una radiografía real; recién se empiezan a hacer estudios sobre temas como el acoso en las entidades, nos llegan a oídos casos, pero vamos a preguntar si alguien tiene cifras y no las hay; de la violencia económica, por ejemplo, no sabemos nada. Lo que sí se ve en términos generales es que las mujeres siguen siendo muy violentadas, es un departamento muy machista; las mujeres seguimos siendo menos empleadas, sí somos más educadas, hay mayor acceso a la educación superior, pero tenemos menos puestos de trabajo, menos salarios; situaciones como la violencia psicológica es una arma de doble filo, que está pero no se puede registrar, que no se habla, no se dice”.
Ante esta epidemia de desconocimiento e invisibilización, la Red Defemsoras avanza en la propuesta de la creación de un Observatorio de Asuntos de Género en Sogamoso, para generar datos reales y estrategias para luchar contra estas violencias. Más allá de las cifras, lo que se busca también es ‘desnormalizar’ estos comportamientos, tan arraigados en la sociedad. Para esto, han estado desarrollando una herramienta innovadora llamada geovisora, un sistema de información geográfico que les permitirá clasificar, consultar y reportar datos y casos de violencia de género, tanto a las organizaciones como a mujeres y niñas del departamento. Esperan lanzarla este año para así avanzar en el conocimiento de las distintas formas de violencias, y a su vez ir quitando barreras para las denuncias.
“La normalización de todas las violencias es lo que nos parece más preocupante, creo que esa va a ser la mayor contribución que podamos hacer como organización, y es empezar a desvirtuar todos estos comportamientos. No es normal que esto pase, no es normal que los funcionarios no lo registren, que las mujeres tengan que aguantar, que los hombres siempre le estén echando la culpa a las mujeres; entonces creo que esa va a ser la gran contribución que estamos haciendo: la desmitificación de las violencias, porque siempre hablamos de lo mismo, de cuánta violencia hay, y creo que ya hay que superar esos discursos en términos solamente de cifras, y comenzar a hablar de lo que está de fondo, porque es mucho peor de lo que pensábamos”, afirma.