Por Angie Carolina Cardona
Olga Lucero Estupiñán Becerra nació en Duitama pero vivió desde niña en Bogotá. Hace dieciséis años reside en Cajicá, municipio cercano a Bogotá, en una casa gigante donde disfruta del amor y la compañía de su hijo y su familia. Como Analista Administrativa en la Agencia La Soledad en Bogotá, Olga apoya diferentes procesos de gestión y administrativos en Confiar; le gusta su trabajo porque siente que todos los días está aprendiendo algo nuevo.
Olga Lucía Becerra Estupiñán es Administradora de Sistemas de Información egresada de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, lugar que le brindó una experiencia enriquecedora, «la universidad estructura el pensamiento y la personalidad, lo estructura a uno como persona. El crecimiento personal y profesional, y el paso por la universidad ha sido una de las etapas más bonitas de mi vida y me dejó un grupo sólido de amigos que después de muchos años aún existe».
Y es que desde muy joven la administración ha sido una variable importante en su vida y profesionalizarse le sirvió para desempeñarse en el campo laboral. Tener buenas prácticas financieras y ser organizada con sus proyectos ha sido una constante en la vida de Olga, y le ha permitido construir una estabilidad y tranquilidad; estilo de vida que ha reafirmado en Confiar, en donde además ha aprendido que otras formas de economía son posibles «Confiar es adoptar un estilo de vida distinto, ser solidario, servirle al otro, y dejar atrás la mentalidad de la competencia, del tener por tener, obviamente hay que vivir bien, pero si uno se organiza puede hacer muchas cosas bonitas y llevarlas a la práctica» señaló Olga.
Ser Analista Administrativa en Confiar es una labor que Olga Lucero desempeña con bastante cariño «llevo nueve años en Confiar y mi cargo es muy lindo porque lo que hago es servirle a la gente. Hago de todo un poquito, apoyo las áreas de Dirección General en Medellín, junto con las zonas de Bogotá, Boyacá, Yopal y Villavicencio». Adicionalmente Olga señala que apoya el área de gestión humana, se encarga de que se cumplan las condiciones de bienestar y calidad para que las personas asociadas, empleadas y visitantes se sientan cómodas en el lugar que están.
También tiene a su cargo el equipo de trabajo del Centro de Operaciones, con quienes se organiza la información que se recoge en todas las agencias «se apoyan y canalizan los procesos de dirección general para que las cosas se hagan en los tiempos justos. Este trabajo es muy rico porque es muy variado, hago de todo un poco y me gusta ser oportuna y servicial. Si a mi me solicitan algo me gusta que las cosas se hagan lo más pronto posible y bien hechas, hacer las cosas con oportunidad, con calidad, y con mucho amor».
Pero no todo en la vida de Olga es trabajo, señala como parte vital de su existencia el vínculo que tiene con su familia. Ella es la segunda de cinco hijos, y de su madre, a quien admira indiscutiblemente, heredó la verraquera, «empecé a trabajar desde los diecisiete años, incluso antes. La vida no fue fácil porque mi madre fue madre soltera de cinco hijos, ella nos enseñó a ser verraquitos desde chiquitos. Mucho antes de la universidad yo trabajé vendiendo arepas, perros, haciendo moldes en icopor».
Ella se siente afortunada y feliz con la vida que tiene, Santiago su hijo de quince años es su adoración. Olga cumple años un quince de diciembre y su hijo nació un dieciséis, al respecto señala «el hijo me llegó de regalo de cumpleaños». Con su hijo lee cómics, van a cine, fueron juntos a conocer el mar y tienen una relación muy estrecha; «me considero buena mamá además porque lo siento, mi hijo es un hombre amoroso. Se nota que me quiere, todos los días me besa y se siente el amor que le tiene el hijo a uno» agregó Olga Lucero.
Su familia no es solamente su hijo, ella señala que ha contado con el apoyo de su madre y sus hermanos, casi todos viven juntos en una casa gigante en Cajicá, «Cajicá es un pueblo hermoso, donde yo vivo es una paz y total tranquilidad. Vivo con mi mami, con el hijo, con un abuelito de 102 años que es la vida de todos, con mi hermana la menor, el esposo, el hijo, con tres perros y dos gatos. Es rico porque compartimos, nos cuidamos, cocinamos en familia y paseamos». Olga se siente muy agradecida por la posibilidad de vivir bien.
Cuando le preguntamos a Olga qué sigue en su vida, ella dice que su ciclo en Confiar no se ha cumplido, porque está en un aprendizaje continuo «aquí en Confiar todavía hay mucho por hacer, sobre todo aquí en Bogotá, también queda mucho por aprender». A más largo plazo Olga y su familia se ven pensionados viajando en una casa rodante hacia el sur latinoamericano y así disfrutar de esas cosas que tanto le gustan a ella «me gusta el agua, el cielo, todas las noches antes de dormir veo el cielo, la luna, uno encuentra esa belleza… me gusta contemplar».
Excelente relato, amoroso y cálido…gra ias a Confiar por dejar ser
Muchas gracias Ana. Nos alegra que te haya gustado