Por Sandra Valoyes Villa
La manera de demostrar el asombro que sienten con todo lo que sucede con las mujeres es a través de una figura de ojos saltones, tal y como lo inspiró el personaje María Ojibrotada del que tomaron el nombre. Aunque son conocidas como un grupo de teatro, Ojibrotadas prefiere llamarse colectivo creativo, por el desarrollo de propuestas estético-políticas alrededor de la pregunta por las mujeres y lo femenino.
El Colectivo artístico Ojibrotadas viene proponiendo una manera particular de hacer arte, cultura y política desde el año 2006. En la actualidad cuentan con setenta obras en repertorio, entre pedidos y obras propias; la última Sin ti mi cama está vacía pero me rinde la quincena, se presenta del 12 al 16 de junio en el teatro Matacandelas de Medellín.
La fundadora y directora de Ojibrotadas, la artista Ana Milena Restrepo Herrera, dice que para hablar del origen del colectivo tiene que hablar sin duda de los primeros concursos de Mujeres Jóvenes Talento de Medellín y la Red creada con las concursantes: «ahí fue la apertura para conocer de otra manera esta ciudad y sus territorios a través de los ojos, las vivencias, sueños, esperanzas y desesperanzas de las mujeres jóvenes, y en este proceso vimos la importancia que el arte podía tener para retornar a ese femenino olvidado y mutilado, pues el lenguaje femenino es creativo y para retornar a él había que volver al símbolo y al ritual».
Posteriormente son invitadas por la Corporación para la vida Mujeres que Crean a ser parte de un proceso creativo al que convocaron a jóvenes y artistas interesadas en construir propuestas desde las experiencias del ser mujeres. Allí llegaron Ojibrotadas, llamadas en ese entonces Pikirojas, y propusieron su primera gran obra La cara, la máscara y el antifaz, una colección de moda que fue la apertura de la quinta versión de la feria Moda para el Mundo en 2008 y que presentó en 15 vestuarios las problemáticas de las mujeres jóvenes de Medellín.
Así fue como reafirmaron las ganas de seguir el camino del arte y el teatro. Las vidas personales del grupo de mujeres que iniciaron el proyecto ya estaban cambiadas, tanto que Milena, que en la época cursaba el octavo semestre de Economía en la Universidad Nacional, decidió trasladarse a estudiar Teatro en la Universidad de Antioquia.
Era el año 2011, el proceso en la Corporación para la vida Mujeres que Crean estaba terminando y como ella lo comenta «ya no estaba ni el Municipio, ni la organización, pero sí un trasegar. Y si bien ahí nace Ojibrotadas, la historia se empieza a contar desde que iniciamos en la Red de Mujeres Jóvenes Talento porque ahí se gesta, se va haciendo el fuego de lo que es hoy el colectivo».
Ese mismo año, en el Museo Casa de la Memoria, presentaron la instalación y performance El penitenciario de las inocentes, que durante cinco días seguidos indagó a la ciudadanía por el abuso sexual al interior de los hogares.
Un evento que consideran significativo sucedió en 2014 cuando abrieron la Asamblea Mundial de Mujeres desarrollada en el marco del Foro Urbano Mundial realizado en Medellín. Allí Ojibrotadas presentó un recorrido por el territorio colombiano a través de la música y las experiencias de las mujeres colombianas en el contexto del conflicto armado.
Otro momento memorable vendría en 2015 con un performance tipo galería llamado Estática, donde, en 12 acciones, el grupo genera la pregunta sobre las imágenes perdidas de las mujeres y lo femenino en la ciudad. En esta oportunidad sus escenarios fueron el Centro Cultural de Artes de la Universidad de Antioquia en el barrio Carlos E. Restrepo y el Teatro Matacandelas de la ciudad de Medellín.
Las obras, los performance y otras acciones político-estéticas siguieron en el repertorio de Ojibrotadas, y en 2017 ponen en cuestión el tema del amor con la obra de teatro Sin ti mi cama está vacía pero me rinde la quincena.
Durante estos doce años de trabajo en el que, según la etapa, han participado y aportado diversas mujeres, Ojibrotadas se ha propuesto como un arte que no resuelve, sino que delata. Pone de manifiesto los sentires de las mujeres, muchas veces aquello que no se quiere escuchar porque incomoda, porque toca las entrañas.
Sin embargo y a pesar de llegar a las fibras más profundas con sus elaboraciones y propuestas, Ojibrotadas es, sin duda, un colectivo festivo. Basta con estar con algunas de ellas por un corto tiempo para darse cuenta de la energía que las habita.
En el grupo circula la palabra «femichéveres» para identificarse a sí mismas como un colectivo que comprende la fiesta y la celebración como una posibilidad para «la revolución». Y ahí recuerdan a Betsabé Espinal, la líder del movimiento obrero de Bello (Antioquia), quien aparece en fotografías del momento de la lucha por sus derechos, con otras mujeres en círculos, con guitarras y aguardiente, imágenes que, para Ojibrotadas, son la comprensión de que «hace mucho tiempo las mujeres hemos sabido que la fiesta no es solo para entretenerse, sino también para poder nombrar de manera tranquila y libre lo que sentimos, es el gozo de la compañía de la otra, y aunque la conmemoración es muy importante sobre todo para decirle no al olvido, hay una comunidad que puja por nacer en la celebración de estar vivas, y nosotras celebramos que estamos vivas y que estamos juntas», comenta Milena, quien señala que eso de «estar juntas» es el gran paso, pues como ella misma lo refiere, «a la final, lo otro es una excusa».
Sin ti mi cama está vacía pero me rinde la quincena
La obra de teatro de caja negra o espacio no convencional Sin ti mi cama está vacía pero me rinde la quincena se exhibió por primera vez en mayo de 2017, y aunque sus cuadros han sido presentados de manera individual, el montaje completo ha estado en las carteleras de Elemental Teatro y el teatro de la Alianza Francesa de Medellín. En el 2018, su tercera temporada se realizará en el teatro Matacandelas en la ciudad de Medellín del 12 al 16 de junio.
Este montaje plantea aquellas curiosidades y monstruosidades del amor, «esas maneras de amar que nos han enseñado a las mujeres, pero que hablan de un amor dañino, que nos desdibuja a nosotras para la construcción colectiva. Es una provocación pero también una evidencia de que estas formas que, históricamente, hemos conocido como amor, han causado dolor a las mujeres», así lo explica una de las actrices, la socióloga, Connie Mena Córdoba.
La construcción de esta obra, como todas las propuestas creativas de Ojibrotadas, estuvo atravesada por las propias experiencias de las mujeres que integran el colectivo; en este sentido «es una obra que recoge nuestras vivencias amorosas» dice Diana Caro Naranjo, otra de las actrices, quien además es licenciada en Lengua Castellana. Lo que la obra pretender es «develar, no estamos en la línea de la resolución, no queremos decirle a las parejas cómo pueden resolver sus vidas amorosas o si hay alguna manera de amar», expone.
En su público han generado variedad de emociones, sensación de espejo, reacciones como el disentimiento o preguntas que conllevan a reflexiones. Una asistente, por ejemplo, les declaró, meses después de ver la obra, que, a partir de esta, tomó una decisión determinante para su vida. Por eso, Diana invita a «aquellas personas que quieren desacomodarse o que quieran repensar algunas cosas sobre sus propias relaciones amorosas, para que vengan, vean la obra y nos permitan generar una conversación sobre el tema».
Lo que viene para Ojibrotadas
Como es apenas lógico, las mujeres que integran el colectivo Ojibrotadas, mujeres de distintas profesiones, experiencias y experticias desde el arte, la cultura y el mundo de lo social, siempre tienen batería de ideas y propuestas que se van consolidando. Así que ya anuncian los nuevos proyectos en los que están: una escuela creativa y otros montajes que, sin duda, continuarán en la ruta de la pregunta alrededor de las mujeres y lo femenino que siempre las ha caracterizado.
«Pronto vamos a sacar nuestra propuesta pedagógica que estamos llamando Escuela Creativa, y consiste en pensar el recorrido de Ojibrotadas desde lo pedagógico, consolidándolo también en términos de la escritura», así describió el proyecto Diana Caro Naranjo, quien además se encargará de este.
En la actualidad piensan en una adaptación de Lisístrata (reconocida obra de Aristófanes que plantea el plan de una mujer para acabar con la guerra), guiada por la actriz Diana Betancur Orozco, quien hace parte del colectivo.
Además, en 2018 Ojibrotadas estará en el Festival de Mujeres en escena por la paz en la ciudad de Bogotá, estrenando Acciones inútiles para desencantar la guerra, propuesta que presentará una galería en acciones que Milena Restrepo Herrera ejemplifica como «tomarse una sopa de letras para acabar el analfabetismo en la ciudad». En fin, habrá Ojibrotadas para rato, y seguramente mucho público en Medellín y Colombia al que le harán brotar los ojos con sus propuestas desde la cuestión del ser mujeres y la búsqueda de lo femenino en el arte, la sociedad y el mundo.
Excelente obra, como lo dicen sus actrices, es todo un cuestionamiento a las formas que se han impuesto para amar y ser amada, con la risa, la tristeza, la nostalgia pudé observar espejos de amigas, madre y conocidas que han pasado por estas situaciones que hoy en las tables nos dejan muchas preguntas!!!
Gracias por poner estos temas en el teatro!!!! <3