Por Sandra Valoyes Villa
María Garzón Tabares y Marcela Barrientos Cardona son administradoras, especialistas en finanzas y con veinte años de experiencia en la Cooperativa Financiera Confiar. Ambas son reconocidas por su liderazgo y carisma, dos características indispensables para llevar la responsabilidad de atender las solicitudes de crédito y la cartera.
Recurriendo a una brújula como símbolo, la gerente de créditos María Eugenia Garzón, identifica en este objeto la idea de «no perder la ruta», en especial porque su departamento, llamado Taller de sueños y soluciones, diariamente recibe solicitudes de créditos que a ella y a su equipo se les presentan como retos constantes para posibilitar que otras personas cumplan sus sueños, sin que estos se conviertan en una pesadilla a la hora de pagarlos.
Por su parte, Marcela Barrientos Cardona, directora del Laboratorio de Acuerdos, como se le llama al área de cartera, se desenvuelve en el desafío diario de cobrar a las personas que por algún motivo no han pagado a tiempo sus deudas. Sin embargo, y como el nombre de su área lo indica, las mujeres y hombres que trabajan allí se convierten «en facilitadores de acuerdos», más que en esa figura del cobrador agresivo del que tenemos noticia por la banca tradicional.
María Eugenia y Marcela no la tienen fácil, en especial en los momentos en los que deben tomar decisiones que habitualmente nadie quiere escuchar. Las dos desarrollan su labor convencidas de que la persona que está frente a ellas no es un número, sino alguien con expectativas, deseos, ilusiones y también con dificultades.
Rechazar un crédito, por ejemplo, no es lo que más le gusta hacer a María Eugenia y su grupo de trabajo, aquí se debaten diariamente en la acción de prestar el dinero de unas personas que previamente lo han ahorrado, para que otras puedan lograr sus objetivos, teniendo muy presente que el crédito proporcionará un bienestar y no todo lo contrario, pues considera que «muchas veces el préstamo se vuelve una condena y eso hace parte de esta sociedad voraz por endeudar a las personas».
Y en el Laboratorio de Acuerdos que coordina Marcela, circulan diariamente sentimientos diversos: «lo más difícil es que detrás de un deudor hay situaciones muy complejas», y a esto se refiere cuando encuentran que muchas veces lo que lleva a que una persona entre en mora puede asociarse al desempleo, la enfermedad o a problemáticas familiares, y agrega: «para mí no hay personas malas pagas, hay personas con una situación financiera o familiar en particular».
Aunque pareciera que son áreas en tensión, María Eugenia y Marcela, con su trayectoria, liderazgo y carisma, encuentran cómo equilibrar la balanza y formular alternativas para superar las dificultades y alcanzar los objetivos propuestos. Y entre ellas no sólo hay un reconocimiento mutuo por el trabajo que cada una desempeña, sino una amistad.
Pese a que Marcela sienta que «el trabajo de cartera es desagradecido porque en ocasiones todas las acciones que realizamos no se alcanzan a reflejar en el resultado», ella y su Laboratorio de acuerdos retroalimentan al Taller de sueños y soluciones en la medida en que, como lo expresa María Eugenia, «nos generan alertas para realizar cambios de políticas y mejoras».
Además de estar en constante comunicación en lo que se relaciona con sus oficinas, Marcela y María Eugenia, encuentran apoyo mutuo y se nutren de ideas que comparten. Estas mujeres están generando cotidianamente una cultura para el ahorro, para que el crédito sea un aporte al bienestar y para reconocer las ventajas que trae el pago oportuno. Mientras una debe considerar cuándo acepta o no un crédito y cómo éste aporta al bienestar de una persona sin volverse una angustia, la otra, formula como estrategia el beneficio de pagar al día:
«Pagar oportunamente trae mejores ventajas que pagar en mora. ¿Cuáles son los beneficios? Un historial crediticio muy bueno, que implica que fácilmente se pueda acceder a un nuevo préstamo. La idea que se tiene es que en centrales de información solamente se reporta cuando no se paga, pero allí se refleja tanto lo negativo como lo positivo», explica Marcela Barrientos.
Marcela además de líder innata, se considera una amante de las plantas, una mujer extrovertida y con una gran capacidad de relacionarse con los demás. Cuando habla de sí misma, comenta: «en las relaciones que tengo me caracteriza la transparencia y por eso la gente siente mucha confianza en mí». Lo que implica que para su grupo de trabajo, ella, además de ser jefe, también es una persona cercana en la que pueden encontrar una escucha con respeto, y agrega: «me gusta acompañar a mi equipo tanto a nivel laboral como en lo personal».
Entre tanto, María Eugenia es y se ve como una mujer con un nivel de exigencia alto, lo que no es indicador que la comunicación con su equipo sea asertiva: «mi equipo lo reconoce, y eso lo veo en sus detalles y formas de expresarlo».
Sus personalidades, capacidad y experiencia imprimen en sus cargos el sello de la confianza y el respeto tanto del grupo de profesionales que las acompañan, como de las personas asociadas y ahorradoras de la Cooperativa Financiera Confiar que están en búsqueda, concreción o en favor de los sueños propios y de otros.