Por Sandra Valoyes Villa
Luz Fany Zambrano Soracá es delegada de Confiar en Sogamoso, Boyacá, de donde es oriunda. Su historia de vida está definida por la persistencia que la caracteriza para alcanzar sus metas en medio de obstáculos, y su amor por el servicio a los demás, en especial de los que más lo necesitan.
En su diario vivir se combinan su trabajo como asesora jurídica y dirigente sindical con acciones solidarias y de acompañamiento a personas adultas mayores desprotegidas y a madres adolescentes. Un cotidiano que queda muy bien resumido cuando Luz Fany dice: «Mi pasión está en el servicio a la gente».
La firmeza y constancia, dice ella, vienen de su entorno familiar, de «una familia humilde con muchos valores» que le enseñó a salir adelante y a nunca darse por vencida. Una lección que le recuerda a su padre, quien fuera su soporte en la vida, y que aplica como un mantra desde muy joven para alcanzar sus objetivos.
Cuando tenía diecisiete años se graduó como bachiller con honores, y en ese mismo momento aceptó el reto más trascendente de su vida: su primer hijo. Aunque jocosamente menciona que recibió «doble título: el de bachiller y el de madre», esta experiencia no fue nada fácil, pues tuvo que valerse de la perseverancia que tanto le habían proyectado en su casa, para salir adelante y lograr sus sueños, con una nueva vida que dependía de ella.
Fue en ese contexto que Luz Fany, graduada del Instituto Integrado Pedagógico, se incorporó al ámbito laboral siendo docente, y mientras trabajaba en las mañanas, se formaba en las tardes en enfermería y como auxiliar contable. Más tarde ingresó al sector salud como enfermera en la central de urgencias de SaludCoop, donde trabajó durante diecisiete años. Luego se empeñó en ser abogada, hasta que consiguió, en 2016, su título en la Universidad Antonio Nariño.
Su experiencia en el sector de la salud y su entusiasmo por el derecho y la justicia la indujeron a fundar un sindicato de trabajadores y trabajadoras de la salud en 2011. El sindicato inició con veinticinco mujeres en Sogamoso, pero en menos de un año se extendió por treinta y dos ciudades del país y contó con más de diez mil afiliaciones.
Como el dicho popular que repite que si se persevera se alcanza, Luz Fany ya cruzaba fronteras nacionales, y a partir de su trabajo en esta organización sindical conoció a UNI GLOBAL, con orgullo Zambrano Soracá cuenta que:
«Es un sindicato mundial que agremia a los trabajadores por sectores, pero como no existía el sector salud, me invitan a conformarlo y es así como iniciamos una tarea maratónica en el 2013 para hacer parte de esta iniciativa a nivel de Latinoamérica y ahora en el mundo».
De lo personal a lo político
Ser maestra, enfermera y abogada habla de perseverancia y, sin duda, también de servicio en la vida de Luz Fany. Así mismo, el hecho de enfrentarse a la maternidad siendo aún adolescente le hace pensar que «si tenemos mujeres empoderadas desde jóvenes, tenemos mujeres decididas, enfocadas, capaces de resolver sus conflictos, mujeres que no van a permitir ser agredidas ni física, ni moral, ni verbalmente», y por eso ha venido construyendo puentes entre instituciones técnicas y madres adolescentes de Sogamoso que han abandonado el sueño de estudiar, para que a través de becas de formación ellas logren recuperar ese deseo.
«Yo fui una madre adolescente y este hecho cambió mi vida, porque con gran dificultad logré salir adelante. Por, como dicen en mi tierra, el ‘perrenque’ que uno le puso a las cosas, pero hay muchas niñas que hoy no tienen esa misma oportunidad debido a que cada día se cierran más las puertas a las posibilidades de un trabajo digno, y cada vez son más las exigencias del mundo laboral».
Por eso, Luz Fany le apunta a la educación de estas jóvenes, convencida de que «si permitimos que estas jóvenes no sigan estudiando por el hecho de ser mamás, cada día la brecha de la desigualdad va a ser más grande». Y ella sí que sabe de desigualdad, y lo sabe por su participación activa tanto en el mundo sindical como en el mundo de la política –donde ha sido candidata al Senado de la República y a la Cámara de Representantes por Boyacá–, dos escenarios que han sido particularmente difíciles para las mujeres y que ella ilustra con la siguiente expresión: «me miraban y me decían: ¡qué hace una vieja de presidenta de una organización!».
Pero esas palabras se esfuman porque la persistencia retorna y, como Luz Fany lo demuestra, ahí está el éxito: «Yo creo que hasta que sea viejita seguiré irrumpiendo en esos espacios masculinos, sin que eso me quite la seguridad, la visión y el ímpetu que tengo como mujer cuando debo hablar, y seguiré pensando que nadie nos puede coartar por el hecho de ser mujeres y mucho menos nos puede quitar el derecho que tenemos de participar en los escenarios que hay en la sociedad».
«La coherencia me hace una mujer de confiar»
La coherencia es lo que Luz Fany Zambrano considera que le da respaldo y confianza para desenvolverse en el mundo y consolidar relaciones públicas y privadas estables y fuertes. Como ella misma lo expone: «uno tiene que ser muy coherente con lo que piensa, lo que dice y lo que hace, y la coherencia me hace ser una mujer de confiar».
La coherencia, el hecho de no vencerse ante los obstáculos y la insistencia hasta conseguir el objetivo, la han acercado a Confiar, una institución que ha estado en momentos muy decisivos y significativos de la vida de Luz Fany. Y esto, en breves líneas, sucede, en principio, para lograr el sueño de vivienda familiar cuando accedió a un crédito para su casa. Y después, con su deseo de convertirse en abogada, cuando consiguió ser becada. Ya como asociada y sin créditos, hace tres años fue elegida como delegada de Confiar en Sogamoso, y todo porque:
«Me gusta mucho el cooperativismo como lo enfoca Confiar, para un buen vivir, ese es el cooperativismo que se debe de promover en nuestro Estado colombiano, ese que muestra una comunidad trabajando por el beneficio de todos, ese que deja de lado el individualismo y que es la forma como mejoraríamos muchas cosas en el mundo».
Luz Fany Zambrano Soracá, como delegada, es decir, vocera de las personas asociadas en Sogamoso, asume la responsabilidad que significa participar en las decisiones sobre el futuro de, como ella la nombra: «nuestra Cooperativa».