Por Angie Carolina Cardona
Preparar alimentos, lavar ropa, administrar hogares, y garantizar el cuidado (de personas enfermas y sanas), de casi 50 millones de personas que habitamos Colombia, es trabajo y toma su tiempo. 36,5 billones de horas al año, fueron dedicadas al trabajo doméstico y de cuidado no remunerado TDCNR (de ahora en adelante) en el 2017 según el DANE. Mientras las mujeres asumieron el 78,4% de la participación en estas actividades, los hombres lo hicieron en el 21,6%.
Las actividades domésticas y de cuidado son fundamentales para el funcionamiento de cualquier sociedad porque garantizan la subsistencia y el cuidado de los seres humanos; aportan al engranaje económico y social, además de garantizar el bienestar y el mantenimiento de la vida misma.
En el 2010 se aprobó la Ley 1413 que implementa la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo ENUT, y tiene como objetivo medir la contribución de las mujeres al desarrollo económico y social del país, a través del TDCNR. Esto implica el reconocimiento de que las tareas del hogar, crianza y demás, son trabajo, aunque sea invizibilizado y principalmente asumido por mujeres con su tiempo y energía de manera gratuita y por amor a quienes son receptores de esos cuidados.
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe CEPAL, el trabajo doméstico y de cuidado no remunerados continúan siendo actividades de discriminación económica, menos valoradas socialmente, y acentúan brechas para la autonomía económica de las mujeres, entendida como la capacidad de generar ingresos y recursos propios a partir del acceso al trabajo remunerado en igualdad de condiciones que los hombres.
Los datos
El 89,5% de las mujeres y el 62% de los hombres dedican tiempo al TDCNR; sin embargo los hombres solo asumen el 21,6% de la carga total de trabajo de cuidado. Esto significa que casi el 90% de las mujeres realizan estas actividades y además asumen casi el 80% de las responsabilidades de cuidado, generando una brecha de género y económica por los usos del tiempo.
Las mujeres que trabajan en el mercado laboral, adicionalmente en casa dedican 5 horas y 50 minutos diarios en promedio a los trabajos de cuidado no remunerados, en comparación con las 2 horas y 2 minutos que en promedio ocupan los hombres en esta misma labor. Esto significa que las mujeres ocupan 3 horas y 48 minutos más al día, y 26 horas y 36 minutos más a la semana del tiempo que invierten los hombres al trabajo de cuidado.
La brecha de género en el uso del tiempo ocasionada por la desigual distribución del trabajo doméstico y de cuidado, significa para las mujeres altos costos de oportunidades de desarrollo personal, laboral y de participación política.
Para las mujeres que trabajan en el mercado laboral, asumir TDCNR, implica generalmente obtener empleos que permitan flexibilidad para el cuidado de los hijos e hijas, con jornadas laborales más cortas, alternativas de emprendimientos propios o teletrabajo. En otras ocasiones las tareas de cuidado ocasionan que las mujeres no puedan acceder a cargos de mayor responsabilidad o poder por el tiempo que les demanda la familia y el hogar.
Las estadísticas del DANE, así como la Mesa Intersectorial de la Economía del Cuidado y la Mesa de Economía Feminista, han demostrado que las mujeres que asumen trabajos de cuidado tienen hasta dos o tres jornadas laborales. La edad, la condición económica, el nivel educativo, la procedencia rural y el número de hijos e hijas, son variables que influyen en la cantidad de TDCNR que las mujeres asumen.
La puesta en marcha de la Ley 1413 es un paso importante para empezar a reconocer los aportes que las mujeres han realizado históricamente al desarrollo económico del país. El costo económico de TDCNR se estimó en 185,7 billones de pesos para el 2017; entre menos responsabilidad asuma el Estado y las instituciones en garantizar el bienestar social, más de este trabajo recae sobre la sociedad y las mujeres principalmente, según lo señaló la economista Natalia Moreno.
El reto es que del reconocimiento del trabajo invisibilizado que realizan las mujeres, se den pasos hacia la creación políticas de compensación social y económica por el trabajo doméstico no remunerado.
Redistribuir las cargas de trabajo doméstico y de cuidado al interior de los hogares, aporta a la igualdad de género y es una responsabilidad de todas las personas que habitan ese espacio, hijos, hijas, hombres y mujeres, y tú ¿a qué te comprometes para distribuir de manera más equitativa el trabajo al interior de tu casa?