Por: Angie Carolina Cardona
El octavo foro polifónico «El papel de las mujeres en la paz, la reconciliación y la convivencia» fue un espacio de diálogo abierto, donde las voces de las mujeres enunciaron las experiencias y estrategias que desde varias organizaciones sociales de mujeres han venido impulsando para la avanzar hacia la paz en sus territorios.
El foro polifónico sobre mujeres y paz, fue uno de los eventos más importantes de la versión número veintisiete del Festival de Mujeres en Escena por la Paz. Además de generar espacios para la danza, el teatro, los cantos y los poemas, se incorporó la posibilidad de hablar entre mujeres frente a los compromisos de paz y reconciliación que están asumiendo desde sus organizaciones sociales.
Fueron once delegadas de diferentes regiones y varias mujeres que desde el arte, la política y el trabajo con juventudes, se acercaron para dialogar y dar cuenta sobre cómo las mujeres han construido tejido social, movilización e iniciativas para la defensa de la vida y de la paz.
Una de las preguntas principales que abordó el foro, se centró en el papel del arte y la cultura en la reconciliación, la convivencia y la construcción de una sociedad pacífica. Al respecto la fundadora del festival Patricia Ariza dijo: «hemos dicho muchas veces que una paz que no se cante, que no se pinte, que no se represente, que no se cuente, que no se vuelva relato, se muere en el corazón de la gente, y eso es lo que estamos viviendo; la paz se ha muerto en el corazón de muchos colombianos, no de todos ni de todas, pero eso es una tragedia». En este escenario el arte y la cultura tienen un papel imprescindible, principalmente como vehículos de reparación y reconciliación, y presentan una oportunidad de generar espacios de acción y reflexión que van más allá de las propuestas de paz del Estado.
«El amor, las premoniciones, los afectos y los cuidados pueden estar presentes en las manifestaciones artísticas, pues el arte comunica y sensibiliza», así lo expresaron algunas de las panelistas, quienes añadieron que estas expresiones son un reto para el movimiento social de mujeres ya que por factores culturales, como la crianza, las mujeres son las que más pueden trabajar desde lo emocional y en la construcción de redes que fortalezcan la sociedad.
Realmente no hay respuestas definitivas al interrogante del papel del arte en la construcción de paz, es un constante proceso de diversos aprendizajes en donde se resalta que es fundamental que la construcción de paz, reconciliación y convivencia, sea un proceso colectivo, de construcción conjunta entre las mujeres, que incorpore sus distintas necesidades, visiones, territorios, porque aunque se trabaje colectivamente entre mujeres, es importante tener claro que todas las mujeres no son iguales y que se unen desde sus diferencias.
Para comunicar mensajes de paz con otros lenguajes más propios de lo artístico y cultural, el foro dio espacio a varias presentaciones de cantos, obras de teatro y poemas encarnados en voces de mujeres artistas. Este fue el caso de la presentación del sketch teatral hecho por dos mujeres jóvenes exguerrilleras, que ahora estudian teatro en dos universidades de Bogotá; la Corporación Colombiana de Teatro les abrió la puerta y el corazón para hacer con ellas una creación colectiva que se llamó La paz anhelada.
La paz anhelada relata lo que fue vivir y conocer la selva, no desde las dinámicas de la guerra, sino desde la cotidianidad, la relación con las plantas medicinales, los animales y la naturaleza. Sus protagonistas hoy son mujeres que quieren trabajar por la paz, quieren un país distinto, en el que se honre la palabra y no se pierda la esperanza.
La octava versión del foro «El papel de las mujeres en la paz, la reconciliación y la convivencia» visibiliza que hay muchas mujeres trabajando por la paz, sin embargo, existe un panorama preocupante en la consolidación de sus procesos. Varias voces del foro señalaron que se transita en un contexto donde se ha exacerbado la violencia en los territorios contra las personas que lideran procesos organizativos en torno a la paz, a la sustitución de cultivos de uso ilícito, y que trabajan por otras alternativas de desarrollos productivos en sus territorios.
Esto indica que se necesitan varios frentes de acción al momento de construir paz, reconciliación y convivencia. En los lugares del país en donde el conflicto armado ha sido más álgido, es necesario un desarrollo cultural y artístico que contribuya a la construcción del tejido social y la reconciliación; sin embargo es indispensable que los procesos culturales vayan de la mano con programas de educación y de planes productivos para las personas que habitan en la ruralidad, ya sea el campesinado, las poblaciones afrodescendientes o los pueblos indígenas.
Respecto al último punto, varias organizaciones del Movimiento social de mujeres señalaron estar a la expectativa y con un poco de preocupación frente a la voluntad política del nuevo gobierno de continuar con la implementación y cumplimiento de los Acuerdos de paz, ya que antes de alcanzar la presidencia este sector político se encargó de hacer oposición al proceso de paz; una de las conclusiones del foro abordó la necesidad de que el gobierno nacional cumpla su responsabilidad de garante de derechos y brinde garantías de participación política y de construcción de paz frente a este escenario de emergencia de la violencia en los territorios.
Aunque con preocupación, las mujeres cerraron el foro con palabras de agradecimientos reconociendo que queda mucho por aportar a la construcción de paz, al esclarecimiento de la verdad y a la reconciliación. Reconocen que les llena de esperanza y ganas de seguir trabajando saber que las movilizaciones, la organización social y la una parte de la ciudadanía, hayan roto la trayectoria electoral tradicional. Hay con quiénes trabajar conjuntamente, y a eso le van a seguir apostando estas mujeres que trabajan por una paz real.
