El 9 de febrero se conmemoró el que conocemos como el Día del Periodista y en Mujeres Confiar dedicamos esta fecha hablar con y sobre las periodistas y la importancia de su participación en las salas de redacción.
Por: Alejandra Morales Ríos.
Al preguntarnos por el lugar de las mujeres en la sociedad, y sobre todo en el periodismo, parece que en pleno siglo XXI la respuesta es obvia, pues es común ver a las mujeres en las salas de redacción de los diferentes medios de comunicación. Sin embargo, esta presencia es sólo la parte visible de esta situación. Tuvieron que pasar 143 años desde la fundación del primer periódico en Colombia, para que una mujer llegara a una sala de redacción: Emilia Pardo Umaña es considerada la primera mujer periodista del país por su trabajo para El Espectador en 1934. Y este fue sólo el principio de un camino largo y espinoso para las mujeres dentro de los medios, camino que aunque gracias a muchas se ha ido abriendo, todavía tiene obstáculos por superar.
Este año, aprovechando la celebración del día del periodismo el 9 de febrero, quisimos conversar con periodistas —hombres y mujeres— de diferentes medios y trayectorias, quienes nos ayudaron a reflexionar sobre este asunto, pues creemos que esta conversación debe darse Entre Iguales y que es necesario que las voces de las mujeres sobresalgan y que los hombres tomen conciencia sobre las desigualdades y brechas que están presentes en el ámbito del periodismo. Al mismo tiempo, a través de sus voces queremos llamar la atención sobre las principales problemáticas que enfrentan las mujeres dentro de las salas de redacción.
¿Acceso igualitario?
De acuerdo al informe Mujeres y libertad de expresión, de la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), si bien en los últimos años el número de mujeres dentro de los medios de comunicación ha aumentado en Latinoamérica, “las normas sociales y los estereotipos de género todavía representan un enorme desafío para la capacidad de la mujer para iniciar y llevar a cabo una carrera en el ámbito del periodismo en igualdad de condiciones con el hombre. En muchos contextos, persiste la percepción de que el periodismo no es una profesión ‘apropiada’ para las mujeres, lo que da lugar a grandes presiones sociales para que estas no accedan a la profesión o la abandonen”.
Esto se da en gran parte por los roles de género establecidos a través de los cuales se guía la sociedad. Para Perla Toro Castaño, actual responsable de comunicaciones de Comfama y periodista que ha trabajado en medios como El Tiempo y El Colombiano, “las salas de redacción son lugares supremamente masculinos, en los cuales no solamente es muy difícil encontrar mujeres, sino que es difícil que permanezcan allí, sobre todo cuando son madres; por ejemplo, mientras yo fui periodista solamente dos mujeres lograron jubilarse siendo mamás, pues todas aquellas que tenían hijos o hijas renunciaban después de llegar de su licencia de maternidad, porque los tiempos de trabajo son muy extremos y las salas de redacción trabajan en un ritmo vertiginoso donde aspectos como la compasión, el amor, la solidaridad no son muy frecuentes”.
En esto coincide el informe de la CIDH, pues de acuerdo a sus investigaciones, “las mujeres periodistas también se ven afectadas por la falta de flexibilidad de los horarios de trabajo, el acceso limitado o nulo a servicios de cuidado infantil asequibles y de calidad, las deficientes políticas en materia de licencia de maternidad y paternidad y las actitudes sociales [en virtud de las cuales se asigna a las mujeres tareas de cuidado no remunerado], entre otros muchos factores. El impacto de estos patrones de discriminación, que también afectan a otros grupos de mujeres, se ve agravado por la cultura de largas horas de trabajo propia de la organización de muchos medios de comunicación. En este sentido, las mujeres trabajadoras y particularmente quienes son madres señalan que es muy difícil conseguir un equilibrio entre hogar y trabajo en las salas de redacción”. Esto se traduce en una baja presencia de las mujeres dentro de los medios. En América Latina, el 43% de las personas que presentaban o reportaban noticias en 2015 eran mujeres.
Y el panorama se vuelve más preocupante cuando se trata de puestos directivos, pues de acuerdo a datos relevados por la Federación Internacional de Periodistas (FIP), la representación de las mujeres en los puestos de dirección de las compañías de medios de América Latina es inferior al 25%. Y la presencia de las mujeres en la dirección de los medios no se fundamenta solamente en el aumento de las cifras, sino que permite una diversidad de enfoques y visiones del mundo.
Para Luz María Tobón, ex directora del periódico El Mundo, la presencia de mujeres en estos escenarios de decisión permiten “ aportar visiones femeninas en la construcción temática, en la lectura de los juegos de poder, en la selección de fuentes y en las discusiones de los asuntos públicos que es necesario priorizar”. Por su parte, Juan David Ortiz Franco, periodista de Caracol Radio y ex director del periódico universitario De La Urbe, opina que tanto en política como en el periodismo las decisiones han sido tomadas siempre por hombres, por lo que se debe apostar a la diversidad de opiniones: “si lo que queremos es darle vigencia y realidad a la Constitución de 1991, esa diversidad apunta no solamente en términos de identidad de género sino a las ideologías, a las formas sensibles de acercarse a la realidad, a la forma de tratar de comprender esas realidades y explicarlas, a la forma de relacionarse con las audiencias, y eso se logra con la mayor diversidad posible en los medios de comunicación”.
La variedad de enfoques enriquece al periodismo
En algo que coinciden las personas entrevistadas es en la necesidad urgente de incluir diversidad de enfoques a la hora de contar las historias, pues reconocen que la visión del mundo que se ha contado a través de los medios es machista y sesgada, al estar influenciada por los intereses y perspectivas de los hombres poderosos, muchas veces desconocedores de los matices de las realidades sociales en el país.
En palabras de Diana Velasco, periodista de Rutas del Conflicto, “la información respecto a las mujeres se ha tratado desde una visión patriarcal; y ahora que estamos en un momento histórico en el que se está hablando de cosas como la legalización del aborto, las licencias de maternidad, los feminicidios, los derechos de las mujeres y las niñas, ahí es donde debe estar una mujer”.
Por otro lado, Elizabeth Otálvaro, periodista de Mutante, reconoce que las mujeres “traemos una mirada sobre temas que han estado históricamente subrepresentados en la agenda mediática hegemónica, y no es precisamente que se trate de temas que son exclusivos de las mujeres, al contrario, creo que es una mirada sobre poblaciones minoritarias, sobre problemas que hasta ahora cobran relevancia y que históricamente han estado en un segundo plano; las mujeres están reflexionando sobre esas formas patriarcales, jerárquicas, abusivas, que han pervivido en espacios como el periodismo, de esa manera sí creo que hay, por lo menos, una reflexión sobre cómo hacer de este un oficio más colectivo, cuidadoso, definitivamente menos castrador de la creatividad y menos dispuesto a poner el individuo o el yo por encima de los intereses colectivos”.
De acuerdo a la CIDH, en los últimos años se han realizado varios estudios que resaltan que la discriminación contra las mujeres periodistas se puede evidenciar tanto en la escasa participación de estas dentro de las agendas de los medios como en la forma en que son representadas cuando aparecen en las noticias, pues sólo constituyen el 29% de las personas sobre las cuales se lee, se ve o se escucha.
Enfoque de género, una forma de empezar el cambio
El periodismo ha sido reconocido como un elemento fundamental dentro de la generación de opinión pública y la construcción y promoción de imaginarios colectivos. Por esto, este oficio no puede quedarse atrás en las discusiones por la diversidad, la igualdad y el enfoque de género, pues en él recae un gran peso relacionado con la forma de ver el mundo en la sociedad actual.
De acuerdo a la Red de Periodistas con Visión de Género en su cartilla Otras miradas para construir, comunicar y analizar la información, los medios han sido los encargados de replicar de diversas formas estereotipos de género que circulan en la sociedad, sirviendo de plataforma para que estos se reproduzcan en todos los niveles, aumentando la discriminación y la violencia de género: “Con frecuencia, se representan y muestran a las mujeres en situaciones de subordinación o menor relevancia que a los hombres. Se continúa asociando la feminidad con la delicadeza, la debilidad, la emotividad, la belleza física, la dependencia y la necesidad de protección; por su lado, la masculinidad se asocia con la fuerza, el poder, la inteligencia, la valentía, la potencia sexual, la independencia y la protección”.
Margarita Velásquez Orjuela, periodista, docente, y ex candidata al Concejo de Tunja, enfatiza la relevancia de los medios con enfoque de género para poner, desde todos los niveles, en tela de juicio esos estereotipos basados en los roles de género impuestos. “El enfoque de género reconoce cuales son las brechas históricas y conscientemente comienza a incidir en ellas porque los contenidos tendrán efectos en la mente colectiva. Incluyendo a las mujeres como fuentes importantes de conocimiento en temas que siempre han estado en manos de hombres, no destacando a las mujeres por su belleza cuando la noticia es deportiva o política y dejando de asociarlas con roles de maternidad si no va al caso. En temas determinantes como el aborto, el enfoque de género exige consultar fuentes calificadas en lugar de acudir a personajes religiosos, en ese sentido las voces destacadas deben ser de las mujeres que estudian o que viven o que han vivido estas experiencias porque el aborto es un tema que atraviesa nuestro cuerpo”.
Para José Guarnizo Álvarez, creador del medio independiente Vorágine, la ausencia de enfoque de género va mucho más allá del refuerzo de estereotipos pues “genera revictimización, el no saber como titular ciertos temas hace que se revictimicen víctimas de violencia sexual, por ejemplo, entonces es necesario que las audiencias vayan comprendiendo que a una mujer no la violan porque se ponga una minifalda, que la violencia no se puede justificar, etc”.
De acuerdo con Perla Toro, “solamente cuando se tienen mujeres conscientes dentro de una redacción se empiezan a hacer preguntas diferentes, por ejemplo por la maternidad, los derechos económicos de las mujeres, por la paridad de fuentes cuando tú construyes un artículo y puedes consultar veinte fuentes y en esas fuentes ni siquiera mencionar a una mujer que pueda tener todas las capacidades tanto argumentativas como profesionales para ser parte del artículo, se empiezan a hacer preguntas por las esferas estéticas que tenemos y la forma de expresión de las mujeres en los medios de comunicación y cómo las mostramos, entonces creo que además empiezan a existir unas sensibilidades diferentes”.
Para Juan David Ortiz, el enfoque de género “debería ser una premisa independientemente de que los medios sean controlados por hombres o por mujeres. No es un asunto de modas, ni se reduce a aspectos como el lenguaje incluyente, apunta más bien a que nos demos cuenta de que, muchas veces, el periodismo de voces expertas recae en las mismas voces y son mayoritariamente masculinas. En general creo que es necesario que acudamos a voces distintas a las que siempre nos han dicho que pensar sobre temas de actualidad pero mucho más que seamos conscientes de que hay mujeres muy buenas que deberían estar apareciendo cada vez más en ese tipo de contenidos, no porque sean mujeres sino porque son muy buenas y tienen algo que decir”.
El cambio empieza desde adentro
Hemos hablado de la importancia que el enfoque de género y la concientización sobre el papel de las mujeres en la sociedad tienen en los medios de comunicación, pero también es necesario resaltar la importancia de que el cambio venga desde adentro, es decir, que las mujeres veamos las salas de redacción como lugares seguros, libres de discriminación y violencias. Sin embargo, el acoso contra las mujeres periodistas sigue siendo una problemática de la que apenas comenzamos a hablar. Y para Daniel Botero, docente e investigador de Hacemos Memoria, el enfoque de género incide en esto, “esa mirada denuncia la presencia de estereotipos, y posibilita las discusiones sobre el género en las salas de redacción, pone en cuestión prácticas machistas en espacios de trabajo”.
De acuerdo al informe de la CIDH, los actos más usuales de violencia basada en género reportados por las periodistas incluyen maltrato verbal (63%), ciber acoso, maltrato psicológico (41%), explotación económica (21%) y violencia física (11%), tanto por parte de compañeros o jefes como por fuentes o personas de la audiencia.
En una encuesta realizada por la FLIP en 2017 relativa al acoso en los medios, “el 40% de las periodistas consultadas señalaron que han sentido un trato diferencial por parte de sus jefes, compañeros o incluso por las fuentes de información, por el solo hecho de ser mujeres; reconocen que han sufrido algún tipo de acoso y discriminación en las salas de redacción hacia ellas y afirman que existe un trato diferencial en materia de género, que se refleja, por ejemplo, en la asignación para el cubrimiento de ciertas fuentes por su condición de ser mujeres, asumiendo que pueden obtener más información y tener tratos preferenciales basados en su aspecto físico”.
En otro estudio, adelantado por la campaña No Es Hora De Callar y el Observatorio de la Democracia de la Universidad de los Andes, con el apoyo de ONU Mujeres Colombia, se encontró que “cerca de cuatro de cada diez [mujeres] periodistas decidieron renunciar a sus trabajos, dos de cada cinco abandonaron y una de cada cuatro dejó temas, tras haber sido víctimas de violencia de género ejerciendo su oficio”. Se encontró también que seis de cada diez [mujeres] periodistas en promedio han sufrido violencia de género en sus trabajos o han conocido a alguna compañera que lo sufre.
La celebración de este día, cada año, se convierte en una oportunidad para reflexionar y reconocer que si bien hay avances importantes, estos han sido muy lentos y la lucha por cerrar brechas entre mujeres y hombres en el mundo del periodismo y los medios de comunicación sigue vigente y, por fortuna, cada vez más visible.