Participación

Jurisdicción Especial para la Paz, en tacones

Por 15 octubre, 2017 octubre 20th, 2019 2 Comentarios

Por Rocío Pineda García
Columnista invitada

Investigadora social con estudios de maestría en “Género, Sociedad y Política”. Exsecretaria de las Mujeres de la Alcaldía de Medellín y de la Gobernación de Antioquia. Integrante de la Red Nacional de Mujeres, de la Red Colombiana de Mujeres por los Derechos Sexuales y Reproductivos, de la Mesa de Trabajo Mujer Medellín, de la Ruta Pacífica de las Mujeres y de la Iniciativa de Mujeres Colombianas por la Paz. Actualmente, integrante de la Instancia especial que garantizará el enfoque de género en la implementación del Acuerdo Final.

Tamaña sorpresa nos dio el Comité de Escogencia del Sistema de Verdad, Justicia, Reparación y Garantías de No Repetición, el pasado 26 de septiembre (primer aniversario de la firma del Acuerdo de paz entre el Gobierno y las Farc-ep), al elegir un selecto grupo de magistradas y magistrados para integrar el Tribunal de Justicia Transicional para la Paz, contemplado en el punto 5 del Acuerdo final. Un arco iris de trayectorias personales y profesionales a destacar. Una pluralidad de lujo para dejar sin argumentos a tirios y troyanos temerosos de su composición. Es más, debería permitirnos un halo de tranquilidad, pues si bien hay profesionales defensores de los derechos humanos, también los hay con experiencia en la justicia penal militar.

Sobre todo, nos deja profundamente satisfechas a las organizaciones de mujeres, a las feministas y, por supuesto, a las mujeres, la elección del 53% de magistradas del total de 51 integrantes del tribunal y sus tres salas. Un hito histórico y político. Desafío ejemplar para otras instituciones del Estado y de la sociedad que se niegan a reconocer de manera efectiva el derecho de las mujeres a participar con paridad en los organismos de dirección del Estado Colombiano, de organismos privados, sociales y políticos.

¡Sí hay mujeres! fue la respuesta a la misma consigna agitada varios días antes por las organizaciones de mujeres para alertar al Comité de Escogencia. Cuando existe voluntad política y comprensión de la justeza de los cambios, en este caso las demandas de igualdad de oportunidades para las mujeres que el enfoque de género conlleva, los cambios se aceleran y ganan la democracia y el conjunto de la sociedad. Y para las niñas y sus familias, en el Día Internacional de las Niñas, proclamado por Naciones Unidas el 11 de octubre, significa la realidad de nuevos campos de actuación femenina y desarrollo.

El hito mayor: el nombramiento de una presidenta del Tribunal Especial de Paz, la magistrada Patricia Linares, quien en entrevista con Yamit Amat dio muestras de ecuanimidad, sabiduría, conocimiento, experiencia, ponderación y compromiso con una misión sin precedentes en el país. Dice la magistrada: “(…) hay que reiterar que este es un modelo de justicia transicional que se agota en el tiempo y en un universo de casos a tratar y que tiene como epicentro a las víctimas: su reparación, su dignificación, su reconocimiento. Y eso pasa por atender la singularidad del daño causado. Todo sin olvidar que esto está orientado a contribuir con un propósito mayor: consolidar las bases de una paz estable y duradera. Ese fin pasa por administrar justicia, pero justicia restaurativa, que tiene otra lógica, que no se cruza con la venganza, que reclama sanción para quienes cometieron delitos de lesa humanidad, crímenes de guerra, genocidio, etc. pero que también reclama la oportunidad de sanar heridas, de convivir todos en paz, como iguales en la diferencia”.

Si cada una de las magistradas y magistrados nos fueran presentados en vivo y en directo, quedarían atrás los prejuicios, la red de falsedades que se han tejido alrededor de la JEP y seguramente nos darían un parte de tranquilidad y confianza en su trabajo para hacer de la Justicia Restaurativa, un verdadero camino a la reconciliación.

Para Antioquia es un orgullo saber que Reinere de los Ángeles Jaramillo Chaverra, oriunda de Medellín, abogada con varias especializaciones y experiencia profesional pública y privada admirables, es integrante del Tribunal Especial para la Paz.

Al entrevistarla, me dice: ser elegida Magistrada de la JEP es un reconocimiento al esfuerzo, a los sueños, a las aspiraciones, a la experiencia y a las luchas históricas de las mujeres, las que me han posibilitado entender y comprender que no sólo tengo rostro y cuerpo de mujer, sino además que pienso, sueño, construyó y transformo desde esa condición”.

Y finaliza: “Como mujer paisa, a pesar de que mi larga trayectoria como profesional la he realizado en Bogotá, debo manifestar que tengo un profundo compromiso con mi país, mi departamento y mi ciudad en la decidida tarea de contribuir a la consolidación de caminos que ya se han venido construyendo para hacer que podamos ser y estar sin miedo, donde las víctimas del conflicto (rural y urbano) puedan vivir con tranquilidad, sintiéndose restauradas en sus derechos.  Necesitamos avanzar en la reconstrucción de una sociedad que salde sus cuentas con el pasado y siente las bases para la construcción de un futuro más seguro, donde podamos convivir con nuestras diferencias y desde la diferencia. Lo que supone, crear todo tipo de barreras del orden moral y social para que los hechos violentos no se vuelvan a repetir y ello implica avanzar en la construcción de espacios de RECONCILIACIÓN”.

¡Sí hay mujeres! con conocimientos, experiencia, capacidades, talentos y principios éticos, dispuestas a aportar al país y a los territorios, en este caso desde la Justicia Restaurativa, un sendero de paz duradera y sostenible.

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