Economía

Una casa, un proyecto, un sueño

Por 30 agosto, 2023 Sin comentarios

La de Juan Pablo II, en Chiquinquirá (Boyacá), es la historia de un proyecto que renació gracias al poder de la solidaridad y la confianza.

La cadena de actores públicos y privados que participan desde el inicio de un proyecto de vivienda hasta la entrega de las llaves a una familia es muy grande: alcaldías, oficinas de planeación, curadurías, fiducias, financiadores, cajas de compensación, constructoras, interventores, entre otros. ¿Qué pasa cuando uno de estos actores falla y no cumple con su parte?

Las consecuencias son adversas, pues lo primero que pasa es que una o muchas familias ven frustrado su sueño de tener una casa propia; e incluso, en el proceso, pueden llegar a perder sus recursos económicos. Los casos así en el país no son pocos: curadurías que no revisan con cuidado los proyectos y permiten construir viviendas de mala calidad que luego son inhabitables, alcaldías que no hacen un control efectivo de dónde otorgan permisos de construcción y permite que se entreguen viviendas en zonas de riesgo o de protección ambiental, constructores que empiezan sus obras sin los recursos necesarios y las dejan a mitad del camino, y un largo etcétera de situaciones que terminan en el incumplimiento a la hora de entregar las viviendas.

En días pasados, Confiar Cooperativa Financiera entregó a varias familias sus nuevas viviendas en la urbanización Juan Pablo II, en Chiquinquirá, Boyacá. Un proyecto que estuvo cerca de convertirse en uno de esos que no llega a materializarse. Pero gracias al esfuerzo mancomunado del sector público, el Fondo de Vivienda y Reforma Urbana de Chiquinquirá – Fonvichiq, el sector financiero solidario, representado en Confiar, y las empresas privadas Sólida Vivienda y Hábitat Solidarios S.A.S. y Pórtico Arquitectura Sostenible S.A.S., se logró terminar.

Entre 2014 y 2023… ¿qué pasó en el camino?

Juan Pablo II inició en 2014 y fue planeado como una urbanización de tres etapas con 700 apartamentos, pero la constructora que originalmente estaba desarrollando este proyecto, entró en mora con el financiamiento que tenía en Confiar, y con esto, el lote sobre el que se construirían las nuevas viviendas quedó embargado. Ante esto, la empresa dejó inconclusa la obra, entregando solo 160 apartamentos y dejando en el limbo el desarrollo de otras 100 unidades de vivienda que hacían parte de la etapa uno de ejecución.

Este escenario ponía claramente en riesgo la terminación de Juan Pablo II y a las familias que ya tenían invertidos sus sueños de tener una casa propia allí. Por eso, Confiar y Fonvichiq llegaron a un acuerdo para salvar el proyecto: invitaron a participar a la empresa Sólida Vivienda y Hábitat Solidarios S.A.S., para que se hiciera cargo de las acreencias que tenía la constructora original y, de esta manera, se levantara el embargo del lote y se volviera a reactivar el desarrollo de la obra en el año 2021.

Para Confiar, la vivienda ha sido siempre un frente importante de su labor, no solo como financiador de proyectos, sino también poniendo sus productos de crédito al alcance de muchas familias que no habrían podido acceder a los recursos necesarios para comprar una casa en otras entidades del sector financiero. Personas recicladoras, empleadas del servicio doméstico, vendedoras ambulantes, vendedores informales y otras personas trabajadoras y con pocos recursos económicos han podido tener una vivienda gracias al trabajo decididamente solidario de Confiar.

Sandra Rodríguez, gerenta de la Unidad de Vivienda de Confiar y designada en mayo de este año como parte del Consejo Superior de Vivienda del Gobierno nacional en representación de los establecimientos de crédito, describe así su trabajo: «Es cierto que hacer vivienda dignifica la vida de las personas; para mí también fue así. Estar detrás de cada proyecto, detrás de cada vivienda que estoy apoyando, sustentando, luchando… son 100, 200, 500 familias que pueden tener casa. Para ellos, Sandra Rodríguez no existe, pero para mí es suficiente saber que estoy haciendo algo, un esfuerzo que vale la pena». Esta forma de ver y entender al sector constructor es parte de la identidad de Confiar; allí la cooperativa tiene una experiencia que se ha afianzado y acumulado tanto en resultados como en conocimiento.

Gracias a esto, y a la capacidad de Confiar para convocar y trabajar cooperativamente con otras entidades, desde el mes de agosto, 100 familias del proyecto Juan Pablo II han empezado a recibir sus viviendas. Además, de estos 100 nuevos apartamentos, 55 se han entregados a titulares mujeres. Una de las beneficiarias de este esfuerzo es Denny Luz Chamorro, vendedora ambulante y propietaria de uno de esos cien apartamentos entregados en Chiquinquirá. Ella tuvo la puerta abierta en la cooperativa para obtener un crédito y lograr tener su propio apartamento: «Yo me valí de Confiar, de un préstamo para esto, porque yo no tenía el dinero. Y así obtuve también historial crediticio. O sea, yo me endeudaba con otros bancos, pero con Confiar no. Con lo que me prestaron, pagué todo».

La proyección que hoy tienen Sólida y Confiar es seguir construyéndolo por etapas, conforme a la licencia de construcción otorgada inicialmente, y honrar la propuesta original de entregar 700 viviendas. Sin embargo, lo avanzado ya es una experiencia que forma parte fundamental de la historia de Confiar; y es también, un ejemplo para el país y para el sector de la construcción de que son posibles otras formas de asociarse, cooperar entre actores y sacar proyectos adelante para cumplirles a las familias que confían en nosotros sus sueños de tener un techo propio.

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