Cultura

Estereotipas

Por 26 julio, 2017 octubre 20th, 2019 Sin comentarios

 

Catalina Ruiz es barranquillera y ahora está escribiendo un libro sobre las mujeres de su familia. Estudió filosofía y arte pero su necesidad de “hacer opinión” la llevó a escribir. Es columnista en El Espectador y El Heraldo, tiene un blog personal y un proyecto al que llaman “Estereotipas”, donde el feminismo pop latinoamericano se toma la palabra para hablar de feminicidios, interrupción voluntaria del embarazo, acosos sexuales y otros temas que no le permiten a las mujeres de Latinoamérica disfrutar a plenitud sus derechos.

Hablamos con “Catalinapordios” -como le dicen desde chiquita- quien hace tres años vive en México, ciudad donde con su amiga Estefanía y otras mujeres colaboradoras, hacen www.estereotipas.com

Por: Cristina Hincapié Hurtado

Nos encontramos en un café en Ciudad de México, desde una mesita al lado de un balcón me habló de su concepción del feminismo, de su abuela y las enseñanzas de las mujeres de su casa y en medio de risas y ejemplos cotidianos y naturalizados por hombres y mujeres me explicó la importancia de hablar de una manera natural, pop y latinoamericana del feminismo al que ha pertenecido «toda la vida».

Que le dijeran “Catalinapordios” habla de que siempre «estaba trasgrediendo unos roles tradicionales», y aunque estudió Artes y pensaba que iba a ser pintora, cuando salió de la universidad empezó a trabajar en un periódico que se llamaba El Universitario donde «iba a vender pauta», pero empezó a ir a las reuniones editoriales y terminó siendo la directora. «No me pagaban ni nada, pero fue muy emocionante porque de repente me di cuenta de que lo que había aprendido en artes y en filosofía hacía sentido en una sola cosa que tenía que ver con periodismo». Después hizo parte de una revista que se llamaba Hojablanca y que sirvió para que se lanzara a tener la columna en El Espectador. Cuando entró a El Espectador se preguntó de qué podía hablar mejor que cualquiera de los hombres, adultos y con muchos conocimientos, sus nuevos compañeros de trabajo, y como en ese momento estaba el debate sobre el aborto en Colombia sus primeros aportes sobre política pública tuvieron que ver con esa discusión, «porque ninguno de ellos podía saber más que yo sobre un tema que vivía con las amigas y con otras mujeres que enfrentaban ese problema». Entonces empezó a hablar de aborto, de feminismo, de derechos de las mujeres, un tema que resultó muy natural para ella porque su abuela fue sufragista y las mujeres de su familia eran feministas.

Para ella, «la idea básica del feminismo es que todas las personas deberíamos tener los mismos derechos sin importar nuestro género, ni nuestro sexo». Esa es la idea básica. Pero, aclara, «aplicar esa idea necesita un análisis del contexto», porque «no es igual garantizar que las mujeres negras tengan los mismos derechos, a que las mujeres blancas tengan los mismos derechos que los hombres», me explica. «No se puede aplicar en el vacío  eso de que todos somos iguales, ¡y ya está! Eso era lo que pasaba antes. Que todas éramos iguales significaba más bien que las mujeres blancas fueran iguales a los hombres, pero no el resto de las mujeres», y en el feminismo la diversidad tiene mucho que ver.

A Catalina generalmente se le conoce por su actividad en redes, entre ellas un proyecto que se llama Estereotipas, «una idea de hacer videos en internet, libres, gratis» donde el humor se usa como la mejor herramienta «para hablar de esas grandes ideas del feminismo». Hacer  de los grandes argumentos algo «masticable, por eso es pop», y tratar de «distribuirlos masivamente, sobre todo entre la población de chicas urbanas, millennial, para que los incorporen en sus vidas y se vuelva una cosa práctica», de eso se trata.

Se considera «un animal de internet» y hacer columnas le ha dado «la intuición para saber de qué temas está hablando la gente y cómo ponerlos en conversación». El uso de los hashtags es una característica común en el trabajo que hacen, pero estos simbólicos numerales hablan de cifras y de resultados para hacer visibles problemas importantes que nos afectan a las mujeres.

«El más exitoso fue #Miprimeracoso (Ver nota en CNN), que surgió de una forma muy linda porque no fue que alguien estaba sentada sola en la chimenea y se le ocurrió la idea, sino que esto fue algo que se hizo en Brasil». Catalina estaba en un congreso y sus compañeras feministas brasileras le contaron lo que había pasado un año antes. #Miprimeracoso invitó a todas las mujeres a contar sus historias de acoso sexual, y cada historia le permitía a otras mujeres reconocer  que “¡nos ha pasado a todas!», aunque no nos demos cuenta, pues el acoso es un tema que hemos «naturalizado».  Naturalizar el acoso «es también una estrategia de supervivencia», dice Catalina, «porque si te han acosado toda la vida, desde que eres chiquitica, entonces es mejor hacer como que una no se da cuenta porque si no imagínate el estrés»; pero esta campaña logró «destapar una olla de experiencias» que se callan las mujeres generalmente por miedo, o por vergüenza.

El miedo, ese que nos hace «escanear» los lugares a los que llegamos, ir al baño acompañadas, cuidar nuestro vaso en una discoteca, avisarle a una amiga si vamos a salir con un hombre que acabamos de conocer y callar nuestras historias de acoso y abuso, siempre estuvo presente en la conversación.

La conclusión más «fea» que les permitió visibilizar esta campaña «es que el acoso comienza a los 6 o 7 años y eso nos dice que no nos acosan porque estemos buenas”, me dice Catalina sin ocultar el rechazo que estos datos le siguen generando. «Una niña de 6 años no tiene ninguna diferencia a un niño de la misma edad, la están atacando porque pueden, porque hay una desigualdad de poder tan grande que a la niña la pueden atacar en cualquier momento».  Otra de las conclusiones que preocupa tiene que ver con el número de tuits que recibieron – hasta 410 por minuto-, pues si la cifra de mujeres acosadas es grande, “¿esos acosadores dónde están?”. Seguramente todas conocemos a uno, a dos o a varios, y «hay que empezar a llamar a cuentas a los hombres que tenemos a nuestro alrededor y hacer con ellos ese ejercicio de autocrítica», como lo hicieron algunos hombres que también participaron de #Miprimeracoso en el año 2016.

¿Qué es entonces lo que debemos hacer? ¿qué hay que decirle a los hombres y a las mujeres para que cambiemos entre todos esta situación?, le pregunto. Para Estereotipas y para Catalina, «el tema de la conversación es muy importante porque es un tema de imagen», y «las palabras que usamos para describir el mundo cambian el mundo», dice. «Palabras como orgasmo, como clítoris, han hecho revoluciones».

A los hombres, dice Catalina, «lo primero que hay que decirles es que acepten que han sido machos y que no les dé pena decir que hacen cosas machistas, porque hay que tener la consciencia de aceptar para hacer un ejercicio de autocrítica, y hay que hacerlo con humildad». A las mujeres, entendiendo que «todas estamos en situaciones adversas viendo cómo hacemos para navegar en un mundo que es un problema para nosotras», sería bueno decirles que «debemos aprender a tener mucha compasión con las otras mujeres, porque nos han enseñado que tenemos que ser perfectas, y ninguna es perfecta. Debemos permitirnos equivocarnos, bajarnos el nivel de exigencia. Tenemos que ser compasivas y entender que cada una está haciendo lo que puede. Hay cosas distintas qué decirle a todas. Cada persona según su contexto tiene una razón. Tú tienes qué pensar en qué necesita cada mujeres en específico. Creo que se trata de que entendamos a cada mujer desde su realidad y que pensemos qué le podemos decir para que se vuelva feminista».

Y nos invita además a levantar nuestras voces, a contar nuestras historias, a usar «los privilegios de las redes y la tecnología», especialmente para que le hablemos a aquellas que no los tienen. Nos invita a «tomarnos los espacios y no solo los espacios de internet sino también de las comunidades, de la conversación diaria, del novio, de la mamá a quien hay que decirle que se vuelva feminista, del tío que hace comentarios incómodos y que ya es hora de decirle: tío, no puedes hacer esos comentarios», a «tratar de hacer incidencia en todos los espacios que habitamos para que de verdad haya un cambio porque ese es un compromiso que debemos tener todas las personas».

Para conocer el proyecto de Catalina Ruiz y Estefanía Vela, puedes visitar:

Página: https://estereotipas.com/

Youtube: estereotipastv https://www.youtube.com/estereotipastv

Twitter @estereotipas

Instagram: e_stereotipas

Facebook: https://estereotipas.com/

O seguir a “Catalinapordios” en redes y leer sus columnas en el Espectador y el Heraldo:

https://catalinapordios.com/

@catalinapordios

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