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Entre silencios, culpas y negligencias

Por 28 septiembre, 2017 octubre 20th, 2019 Sin comentarios

El Suroeste antioqueño es la región más insegura para las mujeres. Así lo reveló el XV Informe de la situación de violación Derechos Humanos de las mujeres en Medellín y tres regiones de Antioquia, Entre silencios, culpas y negligencias: reflexiones y cifras sobre las violencias contra las mujeres y las rutas de atención.

El estudio, elaborado por  la Corporación Para la Vida Mujeres que Crean y la Corporación Vamos Mujer, evaluó la situación de las mujeres en Medellín, el Nordeste, el Suroeste y el Oriente antioqueños, y los municipios de Barbosa y Caldas. Su principal  hallazgo fue que la ausencia estatal es el mayor obstáculo que tienen las mujeres víctimas de violencias de género para acceder a la justicia, y que esa ausencia se refleja en la falta de presupuesto, capacitación y personal para atender estas violencias: en 2016, en Antioquia se presentaron 126 asesinatos, 1.800 presuntos delitos sexuales y 4.285 casos de violencia de pareja.

Mujeres, territorios y violencias

En este capítulo el estudio presenta cifras sobre homicidios de mujeres, feminicidios, violencia sexual y violencia intrafamiliar con énfasis en violencia de pareja íntima. Entre los datos a destacar aparecen 88 casos de asesinatos entre 2015 y 2016 en Valle de Aburrá, Oriente y Suroeste, las tres subregiones con mayor registro. Esta última lleva la delantera con el 44 por ciento de los casos.  Los principales victimarios en las tres subregiones fueron desconocidos, seguidos por la  pareja íntima y las fuerzas militares; y las principales víctimas, jóvenes entre los 18 y los 35 años.

Mientras tanto, en Medellín de 37 asesinatos, 13 se calificaron como feminicidios íntimos, es decir que fueron perpetrados por la pareja o expareja (7), por un familiar (2) o por un conocido (4). La mayoría de mujeres asesinadas estaban entre los 18 y los 28 años.

En cuanto a violencia sexual, Antioquia es el segundo lugar del país con más exámenes sexológicos por presuntos delitos sexuales: 4.873 sumando casos de 2015 y 2016. El mayor número de exámenes se realizaron en el Valle de Aburrá, con 2.630 casos en los dos años, seguido por Oriente, con 453. Nordeste, Suroeste y Oriente suman 920 exámenes. El 84 por ciento de las víctimas fueron mujeres, siendo niñas y adolescentes el 81 por ciento. La mayoría de victimarios tenían algún tipo de vínculo con la víctima: conocidos, 34 por ciento, familiares, 31 por ciento.

En Medellín, se registraron 1.537 casos de violencias sexuales en 2016. Víctimas mujeres: 88,6 por ciento. El mayor número de casos se presentó entre los 6 y los 17 años, 54,8 por ciento. Los padrastros y los padres son los principales agresores.

Las cifras de violencia de pareja íntima son igual de alarmantes a las anteriores: de 9.910 casos, el 84 por ciento de las violentadas fueron mujeres, empezando por el Valle de Aburrá (6.966) y Oriente (475), regiones con más víctimas. En Nordeste, Suroeste y Oriente, son 1.928 casos en total. Las más afectadas son jóvenes entre los 18 y 35 años y los principales agresores son parejas y exparejas.

En todos los casos se comprueba que el círculo íntimo, que debe ser el más protector, sigue siendo el más riesgoso para las mujeres. A las mujeres las asesinan, las golpean y las violan sus parejas, sus padres, sus padrastros, sus familiares, sus amigos, sus conocidos…

Amplía aquí las cifras para Medellín, Barbosa y Caldas

Obstáculos para la atención y protección de las mujeres víctimas de violencias

El segundo capítulo del informe enlaza estas cifras con testimonios de víctimas y funcionarios que dan cuenta de que este es un problema sistemático, y de la naturalización del miedo, la vergüenza y la culpa.

En este sentido, romper el silencio es un símbolo de resistencia, de poder sobre sí mismas y sobre las posibilidades de construir desde la expresión, la palabra, como un acto político de creación y de sanación. Así mismo, Las redes de apoyo se mostraron de gran importancia para desnaturalizar las violencias e impulsar la denuncia, además de la ayuda emocional que se encuentra en ellas”.

En cuanto al acceso a la ruta de atención a violencias sexuales desde la institucionalidad se encontraron obstáculos como la diversidad de interpretaciones, falta de recursos, falta de divulgación de la Ley, lentitud en el proceso, falta de medidas efectivas para la protección de las mujeres y falta de autonomía económica.

Entre las recomendaciones presentadas por la Corporación Para la Vida Mujeres que Crean y la Corporación Vamos Mujer están: formación para servidores y servidoras públicas, fortalecimiento de la capacidad institucional, fortalecimiento de los equipos y procesos de investigación y seguimiento judicial para combatir la impunidad y la creación de campañas púbicas de prevención de violencias y de divulgación de las rutas de atención.

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