Por Daisy Villalba
Nuestra entrevista twittera es un espacio que nos permite conocer las vidas y opiniones de mujeres que desde sus profesiones, y con la ayuda de las redes sociales, aportan al empoderamiento femenino y hacen unas lecturas diferentes de las realidades. En esta ocasión hablamos con Julia Alegre Barrientos, periodista de El Tiempo.
La periodista española Julia Alegre Barrientos, conocida como @JuliaAlegre1 en redes, es magíster en Cooperación Internacional y Derechos Humanos, ha sido editora de la revista Semana Educación y ha colaborado con la elaboración de contenido periodístico para ElConfidencial.com (España), Revista Arcadia, Soho Mujeres, Soho.co, Revista Semana, Semana.com, Revista Dinero, Vice y Pacifista; además, es analista política de la realidad española en el canal 24 horas France24 en Español y actualmente está radicada en Colombia.
Julia es coautora del libro Mujeres que reconcilian, una publicación realizada con el apoyo de ONU Mujeres, la Embajada de Suecia y Publicaciones Semana, donde se habla del rol de las mujeres en la configuración de un nuevo país y en la reconstrucción de tejido social tras más de cincuenta años de conflicto armado.
¡Bienvenida @JuliaAlegre1! Queremos comenzar este diálogo preguntándote ¿quién es Julia Alegre? ¿cómo te defines?
¡Gracias a vosotros por tenerme! Soy periodista, creo que eso es lo que me define por encima de todo. Nací en España y llevo cinco años viviendo y ejerciendo esta profesión en Colombia. Soy trabajadora y buena gente.
Naciste en España pero vives y trabajas en Colombia ¿Por qué decidiste hacer tu vida en nuestro país?
La verdad es que fue una cuestión de casualidad o de destino. Estaba haciendo una maestría en Cooperación Internacional y Derechos Humanos en Madrid y me dije: las primeras prácticas que ofrezcan en el máster, sea donde sea, voy a optar por ellas.
Las primeras prácticas que ofrecieron fueron en el Consulado español en Bogotá. Fui fiel a mi decisión y sin pensarlo me presenté. Me eligieron a mí entre un par de compañeros y en cuestión de un mes aterricé en Colombia. Luego, cuando se me acabaron las prácticas pensé: ¿y por qué no probar suerte aquí? Entonces me puse a mandar currículum como loca a todos los medios de comunicación que encontré y me seleccionaron en Semana en cuestión de un mes. Tuve suerte. O es que simplemente tenía que quedarme en este país.
Tienes una larga trayectoria trabajando en diferentes medios de comunicación ¿Cómo ha sido esta experiencia en nuestro país?
En realidad no tanto. Entre prácticas, picoteos aquí y allá y trabajos ya por fin remunerados van solo 8 años. Me queda mucho todavía por aprender. Hay gente inmensa en la profesión, demasiado buena… ¡En Colombia hay periodistas tremendos!
Pero la experiencia aquí ha sido, en general, buena. He tenido la suerte de encontrarme jefes increíbles que me han ayudado a crecer, que me han impulsado a cumplir sueños y contar historias. También he tenido jefes nefastos que no entienden que los medios se hacen desde abajo, con el esfuerzo de los periodistas. Pero, al margen, ser periodista en Colombia es un regalo: hay demasiadas historias que contar, demasiados personajes interesantes, demasiada diversidad.
¡Que bueno que estés tan feliz en Colombia! A propósito ¿cuáles son esos periodistas colombianos que admiras?
Las que más, más, más, por una cuestión de agradecimiento y porque he sido testigo directo de su trabajo son Juliana Rojas y Bibiana Mercado, pero hay muchas, muchísimas que merecen una mención: Marta Soto, Marisol Gómez, Salud Hernández…
En una de tus experiencias en Revista Semana eras la periodista al frente del proyecto Mujer Reconcilia para visibilizar a las mujeres víctimas del conflicto armado. Cuéntanos más sobre este proyecto.
En realidad el proyecto surgió de la cabeza de una de las periodistas más inmensas que tiene este país, Bibiana Mercado, que siempre piensa en grande. Nosotras, y Juliana Rojas, veníamos haciendo un trabajo muy bonito en Reconciliación Colombia para visibilizar el trabajo de las mujeres víctimas del conflicto en pro de la construcción del país y de la restitución de sus derechos.
Un día me senté con Bibiana y le dije que debíamos hacer algo. Entonces, ella me propuso que sacaramos un libro con historias de mujeres que juegan un papel decisivo por lograr esos dos objetivos. Ella empezó a mover todo tipo de hilos y, finalmente, el proyecto de sacar un libro salió adelante.
Cuéntanos más sobre ese libro Mujeres que reconcilian del que eres coautora, junto con otras nueve periodistas, ¿qué historias podemos encontrar en él?
¡Todas! Historias sobre las asociaciones comunitarias de mujeres en las regiones; la de Josefina Klinger y su proyecto de turismo sostenible; otra crónica sobre Belkis Izquierdo, la primera magistrada indígena de Colombia.
Ahora trabajas como periodista de @ELTIEMPO. ¿Qué acciones asumes desde este nuevo medio para visibilizar el tema de género?
Todavía llevo poco tiempo en El Tiempo, valga la redundancia, y no he podido involucrarme en esos temas como quisiera. Hasta el momento he sacado un par de artículos al respecto pero poco más. Sin embargo, en El Tiempo hay muchas periodistas que luchan cada día por visibilizar estos temas y muchas iniciativas, como el podcast Degeneradas o la plataforma No es Hora de Callar de Jineth Bedoya.
En lo personal ¿por qué consideras que es importante para el periodismo asumir y dinamizar los temas de género?
El problema de los medios de comunicación es que, en general, los hacen los hombres. Ellos son los que toman las decisiones, los que imponen la agenda mediática, los que suelen estar a la cabeza. Esa es la primera cuestión que hay que resolver: impulsar una agenda que también tenga la perspectiva de género desde los puestos de mando, desde la toma de decisiones.
A partir de ahí, la respuesta es fácil: hay que dinamizar los temas de género porque somos el otro 50% de la población, y ese porcentaje no puede quedarse por fuera. Los temas de género nos repercuten a todos, hombres y mujeres por igual. Por ejemplo, el machismo no es una cuestión que solo nos afecta a nosotras porque impone estereotipos y roles masculinos dañinos que obliga a los hombres a asumir una conducta determinada.
¿Cuál es el papel que deben asumir las periodistas en cuanto a los temas de interés de las mujeres?
Exactamente el mismo que se asume con los temas de interés de los hombres: darles cabida, no estereotiparlos, entender que hay más puntos de vista y mujeres de todos los tipos con cantidad de inquietudes, igual que los hombres.
La idea es que algún día no tengamos que diferenciar de forma tan drástica entre lo que les interesa a los hombres y lo que les interesa a las mujeres. O presuponer lo que le debe interesar a la mujer por ser mujer dentro de un marco completamente estereotipado y patriarcal.
¿Qué papel pueden jugar los medios alternativos y comunitarios en esa «despatriarcalización» de los contenidos y de los roles de las mujeres? ¿Pueden tener otro tipo de impacto? ¿Pueden lograrlo más fácil que los grandes medios?
Depende. Creo que si al final se convierten en voceros de solo una parte de la población, volvemos a caer en lo mismo que estamos denunciando. Ahora bien, un medio independiente siempre va a tener menos gente a la que rendir cuentas y mayor libertad.
Creo que hay que ser muy cautos con cómo «despatriarcalización» porque la lógica es hacerlo desde la inclusión y no desde la discriminación hacia el otro lado, como ha pasado históricamente en contra de las mujeres. Hay que hacer medios inclusivos, llenos de diversidad.
Hablemos un poco sobre el papel de las mujeres dentro del conflicto. ¿Crees que los medios están visibilizando estas historias de la manera correcta? y ¿qué consejo les das a las periodistas que están cubriendo estas historias?
Llegué hace cinco años y en este tiempo he visto un resurgir tremendo de las historias sobre mujeres fuertes, poderosas, berracas, que han sido víctimas del conflicto y están haciendo por salir adelante y por impulsar el país. Están en todo tipo de medios, grandes y pequeños.
Creo sinceramente que se está haciendo un trabajo muy grande por visibilizarlas desde hace unos años y estoy segura que eso va a ir a más (o lo espero).
En cuanto a dar recomendaciones, no me atrevo porque no creo tener la autoridad para aconsejar a nadie, hay periodistas mucho más curtidas que yo. Aún así, creo que la más importante y básica es no revictimizar ni imponer nuestra visión de nada. Lo importante siempre serán ellas.
Cambiando de tema en #MujeresConfiar nos gusta preguntar por la línea materna @JuliaAlegre1 Háblanos un poco de tus ancestras, la línea Barrientos.
Hablar de mi madre me llevaría un día entero, así que me quedo solo con ella. Es periodista de la vieja guardia, amante de lo que hace y trabajadora como pocas. Una de las mejores periodistas que tiene la profesión. Luchadora, valiente, la persona más generosa que conozco.
Siempre me ha inculcado que la libertad y la tranquilidad no tienen precio, que hay que ser independiente en todos los sentidos, que hay que soñar a lo grande y no dejarse apabullar por nada. Es una gran mujer.
Vamos llegando al final de nuestra conversación. Aquí vienen una serie de preguntas cortas para respuestas rápidas. ¿Qué te dice el nombre de nuestra plataforma: Mujeres Confiar?
Que deberíamos ser más solidarias entre nosotras, cuidarnos más, dejar de ponernos la zancadilla y contar nuestras historias. Advertir que la otra está pasando o ha pasado por lo mismo que nosotras y empezar a confiar en nuestras posibilidades como grupo.
¿Y cómo defines la confianza?
Es un acto de fe complicado porque debemos creer casi a ciegas que el otro ser humano al que se la brindamos no nos va a hacer daño y va a entender lo que implica. Es un acto de altruismo que requiere de mucho esfuerzo para cultivar y solo un mal acto para destruir.
¿Una razón para confiar en @JuliaAlegre1?
Soy leal.
Muchas gracias a @JuliaAlegre1 por esta #EntrevistaTwittera nos encanta conocer las opiniones de mujeres talentosas. Dar a conocer las historias de las mujeres que reconcilian nos recuerda el poder de confiar en las mujeres.
Gracias infinitas por tenerme. Ha sido una gran experiencia. Un abrazo inmenso.
