Mujeres de Confiar

Elizabeth Sanabria Sandoval: «Soy una mujer de Confiar porque me brillan los ojitos»

Por 3 junio, 2018 octubre 20th, 2019 Un comentario

 

Elizabeth Sanabria y su familia.

Por Cristina Hincapié Hurtado

María Elizabeth Sanabria Sandoval es actualmente la directora de zona de Boyacá y Yopal. Nació en Duitama, y desde allí es la encargada de las oficinas de Duitama, Sogamoso, Tunja, Paipa, Chiquinquirá y Yopal, lugares donde Confiar presta sus servicios y ayuda a construir sueños.

María Elizabeth Sanabria Sandoval nació en Duitama, un municipio ubicado en el departamento de Boyacá. Su madre nació en Paz del Río y su padre en Tibasosa, municipios del mismo departamento. De ellos heredó la tenacidad para superar las adversidades, pues quedando huérfana a los 11 años ha tenido que enfrentar muchos momentos de la vida sola, pero la fortaleza que aprendió de su madre la ha acompañado siempre.

Elizabeth está casada, tiene dos hijos, Paula y David de 23 y 11 años. Con ellos vive en Duitama. Le encanta la balada, pero también le gusta el cine, escuchar música y compartir con su familia, especialmente con su hijo de 11 años con quien aprovecha al máximo el tiempo «antes de que crezca y quiera hacer otras cosas». Es la sexta de siete hermanos. Lleva 25 años trabajando en Confiar. Se define como una mujer «echada para adelante», que le encantan los retos y le gusta compartir con los demás lo que sabe y piensa. También se considera una persona estricta, hasta con ella misma, pero en el fondo tiene claro que esto es porque le gusta que las cosas salgan bien.

«Confiar es mi proyecto de vida»

Cuando se le pregunta a Elizabeth por su trabajo, no duda en decir que está feliz donde está, y resalta que hace muchos años decidió que Confiar fuera su proyecto de vida, por lo que le pone alma, vida, corazón y sombrero a lo que hace. Estudió Contaduría Pública, pero la historia que hay detrás de cómo llegó a estar donde está hoy, es larga y llena de obstáculos que pudo superar gracias a su personalidad.

Dadas las condiciones de su infancia, Elizabeth tuvo que trabajar desde que tiene 11 años. Inició como auxiliar de un contador público, y por medio de esta experiencia llegó a una constructora donde comenzó haciendo las labores de mensajera. Luego fue recepcionista, y por su capacidad y deseo de aprender, el día que se enteró que la secretaria de gerencia tendría una incapacidad larga por una licencia de maternidad, no dudó en decir «enséñeme que yo aprendo», y estuvo en este cargo casi por tres años y medio.

En esta empresa conoció a Guillermo Carrillo quien entonces se desempeñaba como asesor jurídico de Confiar, y cuando vio la oportunidad le pidió que si sabía de alguna oportunidad laboral para ella, le avisara. Cuenta entre risas que Guillermo le pidió una hoja de vida, y que cuando se la entregó él le dijo: «¿y sin foto?».  A lo que ella respondió: «si el trabajo es para mí será, porque lo que es para uno Dios se lo guarda».

Era diciembre del año 1992, Elizabeth lo recuerda muy bien porque Colombia atravesaba en esa época una crisis energética, la llamada «hora Gaviria». Acudió a la entrevista y la sorpresa que se llevó fue que le dieron dos días para comenzar su nuevo cargo como promotora corporativa, para encargarse de lo que en esa época era la Fundación Confiar.  Allí organizaba actividades, reuniones con asociados y con organismos sociales. Rápidamente fue nombrada como promotora de Arco iris, un programa de Confiar especial para niñas, niños y jóvenes, luego fue promotora de servicios. Y cuando se abrió una vacante para secretaria regional cuyo trabajo implicaba el manejo de organismos sociales, por su trayectoria y su motivación, fue la más indicada para el puesto.

«He pasado por muchos cargos: estuve en caja, en cartera, en créditos y fui promotora corporativa de Recreatur», dice entre risas y con un profundo agradecimiento que se nota en su forma de hablar, pues para ella todas estas experiencias fueron la posibilidad de crecer en el ámbito laboral, lo que le permitió además llegar al cargo de directora de la agencia Tunja y, posteriormente, al de directora de la agencia Duitama, una de las oficinas más importantes con las que cuenta Confiar en el departamento de Boyacá por el número de asociados que tienen. En el 2013 pasó a ser directora de zona Boyacá y Yopal, cargo en el que se mantiene hoy  y en el que espera estar mucho más tiempo.

Con orgullo Elizabeth cuenta que Confiar abrió su sede en Duitama en 1984, y posteriormente las agencias de Sogamoso y Tunja, en 1994 y 1997, respectivamente.  Duitama fue la segunda sucursal de Confiar en el país y hoy cuenta con 6 oficinas que están a cargo de Elizabeth : Duitama, Sogamoso, Tunja, Paipa, Chiquinquirá y Yopal. «Las 3 primeras son la gallinita de los huevos de oro porque son las que más aportan a los excedentes incluso a nivel nacional», dice, y mantener estos resultados es uno de los retos que hoy enfrenta en su labor. Además tiene a su cargo una oficina que «hasta ahora está aprendiendo a caminar»: Chiquinquirá, un espacio que se abrió apenas en el año 2016.

«¿Qué les dan allá que les brillan los ojitos?»

El contacto con las personas es lo que más le gusta a Elizabeth de su oficio, pues enseñar y compartir lo que sabe y lo que piensa hace parte de su filosofía. Considera que los seres humanos «somos pasajeros» en este mundo y no sacamos nada si no enseñamos a otros lo que hemos aprendido.

La pasión con la que habla de Confiar y de su trabajo se contagia. Por eso dice que muchas personas le preguntan constantemente: ¿qué les dan allá que les brillan los ojitos? Incluso en su casa le hacen la pregunta, y dice que gracias a la forma en la que practica la economía solidaria y la filosofía de Confiar, hasta su esposo habla hoy de aportes y cooperativismo. «Cuando las cosas se sienten y se aman, cuando amamos lo que hacemos, todo sale mejor», dice. Y aclara que para ella este no es un trabajo, este es un empleo que disfruta y que hace con amor. En sus palabras, «Confiar es compromiso, es un proyecto de vida, es honestidad», uno de  los valores que tanto ha trabajado y que trata de fortalecer en sus empleados.

«Hablar con la verdad es vital para confiar. El convencimiento que tenemos quienes estamos adentro ayuda a quienes vienen a la Cooperativa. Siempre pedimos que se hable con la verdad», dice. Además de estos valores y de la actitud y el amor con el que ejerce su cargo, sabe que otro punto fuerte que les ha ayudado a crear fidelidad, compromiso y lealtad para Confiar en Boyacá es el tema de vivienda: «Sabemos que a través de Confiar hemos ayudado a construir y cumplir sueños», y eso hace que le brillen los ojitos todos los días.

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