Cultura

El reto de hablar de paternidad… entre iguales

Por 27 agosto, 2020 agosto 29th, 2020 Sin comentarios

Tuvimos nuestra segunda charla Entre Iguales, a través del canal de FB Live de Confiar, y aquí intentaremos tejer algunos de los puntos sobre los que pudimos conversar. Nos acompañaron Javier Márquez, ambientalista; Daniel Bejarano, realizador audiovisual; y Ana María López Carmona, docente universitaria. Ellos, papás e hijos, y ella, mamá que disfruta de la crianza junto al papá su hijo y también hija. Desde esos lugares, los tres aceptaron el reto de hablar de la paternidad.

En Colombia hay familias diversas, y entre quienes nos acompañaron es posible ver esas diferencias: familias numerosas, hijos criados sólo por su madre, parejas que adoptaron, parejas con varios hijos o con uno solo, padres ‘patriarcas’ de la familia, autoritarios, y otros amorosos, pero más bien desentendidos de la crianza. Y, así mismo, entre el público, pudimos ver experiencias distintas de la crianza y la paternidad. Esa es la realidad de las familias colombianas.

Por eso, un asunto importante en la conversación sobre la familia es entender el lugar de los papás, pues ellos cambian. Han cambiado los mandatos sobre la forma ideal de serlo, cambian ellos como sujetos con el paso del tiempo, y cambia también la percepción que tenemos de ellos. Ese papá que vimos de niños y de niñas también se percibe distinto con los años, los vemos y los necesitamos de forma diferente y también establecemos otras relaciones con ellos. ¿Cuántos le tuvimos miedo a nuestro papá en la infancia? ¿Cuántas veces nos dijeron que el papá era el que mandaba? ¿Cuántas veces vimos a nuestros padres gritar, golpear o pasar largos tiempos en silencio? Hacernos preguntas sobre nuestra historia también nos permite entender ese aspecto de nuestra vida familiar y qué relación tiene con nuestra vida actual.

¿Qué significa la equidad de género y cómo se relaciona con la paternidad?

La equidad de género implica construir unas formas de relación muy distintas a las que hemos conocido entre hombres y mujeres. Y eso pasa por los roles que cada quien tiene dentro de la familia, que como ya habíamos hablado en nuestro anterior encuentro, han estado marcados por lo que conocemos como la división sexual del trabajo y por los estereotipos de género. Por ello, solemos asociar la paternidad con seres autoritarios y proveedores y la maternidad con seres amorosos y cuidadores. Y lo cierto es que la crianza requiere cuidado, amor, respeto, condiciones materiales y un poco de autoridad y orden también (aunque es necesario evaluar constantemente las formas en las que dicha autoridad se ejerce). Y todos esos elementos pueden estar presentes tanto en hombres como en mujeres. “La equidad implica el reconocimiento de que somos seres iguales y que hay que cuestionar todas las formas de dominación”, expresó Javier Márquez, y una de esas formas de dominación de lo masculino es la desvalorización del cuidado, por ser una cosa de mujeres.

En este punto, Ana López destacó la dimensión emocional de las personas, pues “ahí hay una profunda inequidad y necesitamos nuevas generaciones más abiertas y más receptivas a la posibilidad de compartir emociones al interior de la familia, a la posibilidad de la ternura, por ejemplo”. En suma, hay que redistribuir entre hombres y mujeres todas esas necesidades vitales para sostener la vida en familia.

Mientras hablamos de este tema, llegó una pregunta del público: ¿qué es lo que más cuesta transformar de esa forma tradicional de ser papá? Daniel nos contó que su madre vivió la violencia de género y las desigualdades y por ello decidió no continuar con una vida en pareja. Por esa misma razón, esta mujer procuró que sus hijos fueran hombres acercándolos a las tareas del cuidado, pero también permitiéndoles ver la diversidad y vivirla con respeto. Hoy, como padre, cuenta Daniel que sus hijas lo interpelan, le piden que escuche, le llaman la atención, algo que en su tiempo de niño o adolescente le hubiese significado un castigo. “En esta sociedad el papá es el que manda, el que da las órdenes, el que tiene la verdad, y es un reto no transmitirle a los hijos e hijas esos patrones tan bien instaurados”.

El cuidado y la crianza

Pensar una paternidad que aporte a la equidad y la igualdad de género requiere, con urgencia, la redistribución del cuidado. Javier, Ana y Daniel coinciden en la importancia de fortalecer la mutualidad en las parejas y la crianza colectiva, en la que se involucren otros miembros de la familia. Ser padre es “construir un ser autónomo, libre, capaz de habitar este mundo de una manera feliz”, dice Javier. “Y es maravilloso hacerlo en pareja”.

Es necesario también mantener la reflexión sobre esa paternidad que nos enseñaron, porque si bien no hay cursos ni manuales para ser papás, sí hay una suerte de mandatos que durante mucho tiempo han estado y que hay que revisar constantemente. Emilio, el hijo de Ana, tiene un papá que juega mucho, un papá presente, que atiende las necesidades del cuidado y, concluye ella, que es vital contar con paternidades respetuosas con la vida del otro y a veces las ideas que tenemos sobre la autoridad no reconocen la diferencia, no la respetan. Por eso, como en repetidas ocasiones lo mencionó Daniel, la familia debe ser un escenario para la democracia y la garantía de los derechos.

¿Y las ausencias?

A los hombres les ha costado mucho más ingresar a esa conversación sobre lo que significa ser hombres y las cargas sociales atribuidas a la masculinidad. “No hablar de nosotros mismos también influye en ese nivel de abandono de los padres, nos gobiernan la virilidad, el espíritu aventurero del ser hombre”. Esos aspectos, afirma Javier, pueden tener repercusiones en la dificultad para encarar la paternidad con amor y compromiso. Por otro lado, además, está la estructura social tan inequitativa en la que vivimos; en muchos casos, dada la imposibilidad de cumplir ese mandato del padre proveedor, en contextos de pobreza, los hombres prefieren ausentarse, para no dejar en entredicho esa condición de masculinidad.

Y al lado de esa desigualdad, Ana y Daniel proponen otras preguntas frente a las ausencias: ¿cuál es la historia de esos padres no-padres? ¿De qué familias provienen? ¿Cuáles fueron sus figuras paternas o de cuidado? Una de las asistentes dejó en el chat la reflexión sobre el ejemplo y la repetición de los patrones, afirmando que en su familia tanto su abuelo como su padre habían sido cercanos, amorosos y cuidadosos. De esa misma manera, es probable que los padres que abandonan hayan sido hijos abandonados. Y de ahí la urgencia de romper esos ciclos propiciando entornos familiares de comprensión y atención para niñas, niños y adolescentes.

Cuando hablamos de las ausencias de los padres, estamos frente a una problemática muy compleja que involucra muchos aspectos. Comprender y superar las violencias estructurales contra las mujeres es clave para avanzar en disminuir esa cifra de más de 60 mil demandas por abandono al año. Y eso no está aislado de repensar las formas legitimadas de ser hombre.

Familias ahora para el mundo del mañana

Desde hace algunos meses, Confiar participa de una plataforma ciudadana llamada Familias: ahora, en la que “reconocemos todas las formas de familias como grupos de personas interdependientes, que por opción o circunstancia están unidas unas a otras a través del amor, el apoyo, el cuidado y la responsabilidad”. Alejandro López Carmona, director de la Fundación Confiar también nos acompañó en esta conversación para hablar de la importancia de pertenecer a esta iniciativa: “Creemos que la construcción de un mundo más humano, más solidario, más cooperativo, es posible si logramos incidir y trabajar de manera colectiva en la transformación de las relaciones intersubjetivas sean más acordes a nuestro horizonte del bienvivir”. Y esas relaciones incluyen a la familia.

Esa reflexión pasa por contemplar que esa familia de papá, mamá e hijos ya no existe como modelo único en Colombia. Un ejemplo de ello es que 40,7% de las familias en el país están a cargo de madres cabeza de hogar, existen familias monoparentales o extensas, “seres que se aman y deciden crear una comunidad familiar”, como reafirma Javier tomando una de las definiciones de Familias: ahora.

Para terminar, recalca Ana: “los niños y niñas necesitan atención y afecto más que un modelo hegemónico de familia, y ese núcleo que siempre se ha dicho que es la base de la sociedad, es necesario que se transforme para que la sociedad también se transforme a otra escala”.

Si no vieron la conversación, lo pueden hacer ahora, en la página de Facebook de Confiar.

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