Dora Gallego, representante suplente del Consejo Administrativo de Confiar, nos habló de la importancia de la participación en los organismos de dirección y control para garantizar el buen funcionamiento y la democracia participativa en la Cooperativa.
En 1983 y gracias al programa de salud Don Saludable, Dora Gallego Maldonado llegó a la Cooperativa Confiar. Era recién egresada de odontología de la Universidad de Antioquia y todavía no se imaginaba que le esperaba un largo recorrido en la construcción de un proyecto solidario, en el que además de asociada y delegada, se convirtió en la presidenta del Consejo Administrativo en los años 90.
Dora nació en Medellín, en una familia de siete hermanas y un hermano. Su padre, artesano, y su madre, tejedora, siempre fueron muy trabajadores y así lograron darle educación superior a todas sus hijas e hijo. Gracias a la sensibilidad social que caracterizó a Dora desde muy joven, fue posible su vinculación a Don Saludable, un programa de atención y prevención en salud para las personas asociadas a Confiar y sus familias, que para la época era más que novedoso porque en el sistema de salud colombiano la cobertura se limitaba únicamente al trabajador.
Dora pronto se identificó con las apuestas sociales y económicas de Confiar: “ha sido tanto el amor que yo le he tenido a la cooperativa que a mí, prácticamente, se me olvidaba que era odontóloga y para mí todo era la cooperativa, los viajes, todo». Este amor que ella señala se ve reflejado en los más de 30 años que lleva como asociada y como delegada.
Para la época en que fue presidenta del Consejo Administrativo, Dora participó de la inauguración de las agencias de Boyacá (Duitama, Tunja y Sogamoso) e hizo parte de los diálogos que posteriormente darían inicio al proyecto cooperativo en Bogotá. Esto fue todo un reto, no solo para ella como presidenta, sino en general para la cooperativa, porque este crecimiento se dio en un contexto de crisis nacional: «me tocó afrontar desde el punto de vista de los organismos sociales toda la crisis de los 90, que fue bastante dura, y se puede decir que gracias al apoyo de los delegados y a las estrategias de la cooperativa que no desaparecimos ahí, como muchas otras cooperativas grandes que ya no existen».
Por esa situación es que Dora considera que uno de los desafíos más relevantes para Confiar en este momento es permanecer en el tiempo ante una situación tan difícil como la crisis económica por la que está atravesando el país. «Yo creo que los retos son muchos, pero un primer reto que tiene la cooperativa en este momento es un mayor fortalecimiento de la plataforma solidaria».
Esta es su apuesta ahora que fue elegida nuevamente como representante del Consejo en la Asamblea General de Delegadas y Delegados, realizada en marzo del 2019 (recordemos que esta instancia del gobierno corporativo se elige cada dos años). Dora reconoce cambios significativos entre ser consejera antes y ahora, pues es evidente el crecimiento que Confiar ha tenido en los últimos años: «es como un salto, tú estás plena flor y llegas al momento en que la cooperativa va a cumplir 50 años; el cambio ha sido abismal, me encuentro con una institución fortalecida, grande, enraizada en las comunidades, reconocida en el medio, con unos trabajos muy desarrollados en las juventudes y en otros espacios».
No solo la llena de felicidad hacer parte de Confiar, sino también el hacer parte de una familia en donde cuenta con el apoyo de su esposo y con el amor incondicional de su hija, los tres son profesionales de la salud: «no debería decirlo porque todas las mamás somos enamoradas de la hija, pero realmente es una mujer con muchas cualidades, es como la guía de mis ojos y la amo profundamente».
Dentro de sus intereses personales se encuentra la escultura cerámica y el deporte; practica la natación en su día a día, aunque infortunadamente ha tenido que dejar de hacerlo en los últimos meses. También manifiesta ser una «afiebrada por leer», y entre los libros que recomienda está Ana Karerina, de León Tolstoi, que cuenta la historia de una mujer fuerte que logra defender sus convicciones.
Detrás de este corto escrito hay muchas historias que hicieron posible la materialización del bienestar y la dignificación de la vida de la base social y de las cuales Dora fue protagonista. Esto demuestra su solidaridad durante décadas con un proyecto en el que ella cree firmemente: la economía solidaria y el cooperativismo.
Y como Confiar también es poesía, Dora comparte una frase del poeta Samuel Vásquez, para resaltar la esencia de lo que para ella significa seguir construyendo este cuentico llamado Confiar: «“He jugado mi mano izquierda a la verdad y mi mano derecha a la belleza”; la belleza de haber participado en la construcción de un proyecto del cual me siento muy orgullosa y del que espero no retirarme si no hasta que el lecho de la muerte me aparte de la vida».
Que bonita y enaltecedora experiencia de vida de Dora Lucia en Confiar. Orgullo para Confiar y por supuesto para la participación de la mujer en el cooperativismo. Felicitaciones
Mi mamá. Ella es mi mayor ejemplo a seguir y mi guía cada día. Me siento muy orgullosa de ser tu hija y muy feliz de compartir cada día contigo 🙂