Mujeres de Confiar

Diana Arias Cano y la reinvención de la vida

Por 9 septiembre, 2018 octubre 20th, 2019 Sin comentarios

 

Fotografía: Jorge Escobar Álvarez

Por Sandra Valoyes Villa

La ingeniera industrial Diana Arias Cano es directora de Diseño Organizacional en Confiar, ingresó a la Cooperativa como practicante y hoy, trece años después, sigue disfrutando de lo que hace porque, cada día, su trabajo le permite reinventarse.

En lo personal y en lo profesional Diana se identifica con las mariposas debido a los significativos cambios que atraviesan estos insectos durante su vida. Y su trayecto en Confiar así lo demuestra, ya que empezó haciendo su práctica profesional en el Área de Métodos y Procesos, luego se vinculó a la Unidad Comercial como analista de información, después pasó a la Gerencia de Informática, luego retornó a Procesos y posteriormente volvió como analista de sistemas de información en Gestión Organizacional, fue directora de Sistemas de Información y hace unos años es la directora de Diseño Organizacional.

Ella y su equipo se encargan de los sistemas de información, de procesos y mejoramiento institucional, en sus palabras «son proyectos, tecnología, formatos y modificaciones de procesos, es decir, con lo que trabaja la gente en Confiar que está sistematizado y no está sistematizado, eso es lo que hace el área que yo dirijo”.

A Diana le encantan las matemáticas, tiene doce personas a su cargo, y está convencida de que no hay recetas para todo, en especial para relacionarse con las personas y generar transformaciones. Ella narra que su experiencia «aunque no es fácil por el manejo de personal porque es un asunto que no lo enseñan en la academia y no existen fórmulas como 2 + 2 = 4, es muy enriquecedora porque es aprender de cada ser humano».

Fotografía: Jorge Escobar Álvarez

Su trabajo y actual cargo le genera retos diarios, dice que lo más difícil es «romper paradigmas pues todos los días salen cosas nuevas en el mercado y cuando le dices a un equipo que ya no hay que hacer las cosas así sino de otra forma y que deben salirse de la zona de confort, no es fácil. Pero es muy rico, yo disfruto muchísimo lo que hago precisamente por eso, porque todos los días es diferente».

Frente a la pregunta ¿qué tanto hay que actualizarse? Diana contesta: «Todo el tiempo, no solamente con la academia, sino que implica estar mirando cómo se está moviendo el tema, es de mucha disciplina, de autoestudio, de medir y tener un muy buen equipo de trabajo, porque uno no se las sabe todas».

En su tiempo libre le gusta ir al cine, estar con sus amistades y familiares y leer. Para ella la lectura es transformación, Diana cuenta que «cuando era adolescente leía a Shakespeare, luego leí la serie de Los reyes malditos, después vino La canción del hielo y fuego y ahora me estoy leyendo El libro de la alegría del Dalái Lama, y uno se reinventa todo el tiempo, yo creo que en la vida nada es por casualidad, sino por causalidad». Estas lecturas actuales las acompaña con rutinas de yoga, que Diana siente que le han cambiado el estilo de vida.

De su familia admira a su abuela, a su padre y a su sobrina. Tres generaciones que le aportan a su vida de distintas formas. Ella describe a su abuela paterna como una ama de casa, una mujer muy trabajadora, con un carácter fuerte y libre pensadora para su época, «yo soy la nieta mayor y tengo un carácter parecido al de ella, pues mi abuela siempre ha luchado por cumplir sus sueños». De su padre dice que es un gran pedagogo, y recuerda particularmente el carrito buggy amarillo de pilas que le dio en una navidad siendo muy pequeña; esta anécdota la narra porque para muchos parecía un regalo poco apto para una niña y cuando le preguntaban a su padre el motivo por el cual escogió ese regalo, él respondía que Diana debía tener su propio carro para cuando fuera a jugar con sus hermanos y amigos, situación que la empoderó desde muy niña para saber que podía hacer y tener las mismas oportunidades que tenían los varones de su edad. Cuando habla de su sobrina, le brillan los ojos, dice que también la inspira porque «es muy transparente, muy dulce y como todos los niños es sin filtro y totalmente auténtica».

Cuando se refiere a Confiar, explica que ha sido una gran experiencia en su vida «es una entidad muy bonita, las personas que están aquí son muy cálidas, muy bellos seres humanos; yo que entré siendo tan chiquita no valoro solo el crecimiento profesional sino también el personal, y agradezco la oportunidad que me han dado». Por eso se siente feliz, pues realmente disfruta de lo que hace y concuerda con su manera de ver la vida, porque le da la oportunidad de reinventarse, «lo que más me gusta es eso, que es dinámico, que no hago lo mismo un día tras otro, y eso me motiva, me reta y además me exige».

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