ESPECIAL MUJER: UNA PALABRA ANCESTRAL

Cuando la información es poder para las mujeres indígenas Nasa

Por 30 agosto, 2018 octubre 20th, 2019 Sin comentarios

 

Intervención de Martha Téllez Vásquez y Lizeth Villada en el II Encuentro Nacional de Observatorios de Género y Derechos, realizado los días 16 y 17 de agosto de 2018 en Medellín.

Por Sandra Valoyes Villa

El Observatorio de violencias contra las mujeres indígenas del Tejido Mujer de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca, ACIN, ha generado un proceso de empoderamiento a las mujeres que se expande en toda la comunidad para la transformación a una vida libre de violencias para ellas.

Hace ocho años existe la recopilación de datos sobre las violencias contra las mujeres indígenas Nasa del norte del Cauca colombiano, esta apuesta desarrollada por el Tejido Mujer ACIN y acompañada por la Corporación de Apoyo a las Comunidades Populares, CODACOP, se consolida cada vez más, debido a la oportunidad que genera en el pueblo ancestral nasa la reflexión y acción frente a las violencias de las que son víctimas las mujeres de estas comunidades.

La información que produce el Observatorio es de gran valor debido a que las mujeres consideran este proceso como un punto de partida para el análisis y la gestión de la transformación de las violencias. Martha Téllez Vásquez es una lideresa del resguardo Nasa Kiwe Tekh Ksxaw que viene dinamizando el Tejido Mujer de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca, ACIN, ella dice que la propuesta ha significado «mirar todo lo que está pasando, las dificultades al interior de nuestras comunidades y darnos mucha fortaleza para nosotras las mujeres, porque conocer esos casos, aunque es complejo, también nos permite empoderarnos».

Martha agrega que ha sido fundamental el Observatorio «porque con esta información podemos decir a las autoridades que nos están maltratando, violando, que no podemos ir la huerta porque tenemos el temor que llegue un violador, y lo decimos con estas cifras y sabemos que las violencias contra las mujeres no deberían existir en nuestros territorios pero como están, exigimos justicia».

Sólo en 2017 el Observatorio reportó 479 casos de violencias contras las mujeres indígenas nasa, la mayoría de ellos narrados directamente por las víctimas; en su orden de mayor a menor, se registraron violencias psicológicas, físicas, sexuales y económicas, perpetradas en un 82% por sus parejas, exparejas, miembros de la comunidad o familiares, y en un 17% por actores armados.

Lo más impactante es que estos datos no son el consolidado de las violencias contra las mujeres indígenas en general, ni contra las mujeres nasa en particular, pues son apenas el registro que se logra en comunidades donde las mujeres están dando el paso a la denuncia, imposible en otros tiempos, cuando este tipo de violencias eran y siguen siendo consideradas como conductas normales que además se acompañan por una alta dosis de silencio.

Martha comenta: «ha sido muy duro porque milenariamente las mujeres siempre hemos estado participando políticamente y hemos estado en los espacios, pero hemos sido muy calladas y ahora tenemos el desafío de hablar y denunciar».

Hablar significa todo para este proceso. En primer lugar, porque allí se accionan el registro y las rutas de atención a las violencias contra las mujeres y las niñas; además, se inician acciones culturales que, como lo explica Martha desde su cosmogonía, implican la recuperación de las prácticas ancestrales desde el cuidado del cuerpo como primer territorio que debe estar en armonía con el gran territorio que habitan como comunidad.

«Nos relacionamos mucho con el territorio, con la naturaleza, decimos que todo lo que está en la naturaleza, así sea una piedra, tiene un espíritu y nosotras siempre tenemos en cuenta eso, eso quiere decir cómo nos relacionamos como mujeres nasa con nuestra naturaleza, con nuestro territorio, también cómo cuidamos la naturaleza y desde ese principio, empezamos a trabajar como mujeres y darnos ese valor, porque si valoramos la naturaleza, si estamos bien con ella, obviamente vamos a tener un buen pensamiento, un buen sentir y un buen caminar en esta vida».

En esta conexión como un solo cuerpo, el de cada mujer con la naturaleza, son cotidianos elementos como la escucha, y una vez las mujeres dan el paso de hablar sobre las violencias que las habitan, se visitan sus viviendas y se procede a un apoyo cultural que como lo señala Martha «es desde la cosmovisión propia, con la mayora, con las plantas», luego se realiza el proceso de la denuncia, la orientación sobre los espacios donde se debe continuar el proceso y finalmente se le hace un seguimiento constante al caso.

Hace 10 años Martha Téllez Vásquez viene participando en diferentes escenarios de la organización indígena, sin embargo considera que los procesos de formación que ha realizado en el Tejido Mujer la han llenado de conocimiento que ha puesto en práctica. Ella está convencida que «a las demás mujeres también les ha servido para decir que pueden estar en el espacio, participar y proponer».

La información es poder, y las mujeres indígenas Nasa lo han reconocido con este ejercicio de apoyo, empoderamiento e incidencia política. Lizeth Villada, coordinadora del área de género y mujeres de la Corporación de Apoyo a las comunidades populares, Codacop, organización que acompaña el Observatorio, considera que ésta es una estrategia significativa del Tejido Mujer ACIN porque permite darles visibilidad a las mujeres indígenas, pues «si bien las entidades estatales tienen estadísticas, muchas veces las mujeres indígenas son invisibles. Entonces contar con una documentación que no solamente reporta números, sino que también hace análisis de manera colectiva entre mujeres, le da un peso mayor a los ejercicios de incidencia que están desarrollando las mujeres en el norte del Cauca».

Por su parte, Martha Téllez Vásquez, recalca que las mujeres «están felices porque se sienten apoyadas, rodeadas por esa fuerza espiritual y también por esa fuerza política que dice que las mujeres no nos vamos a seguir callando y vamos a denunciar» y propone como gran meta «no tener más violencias y que nuestros cuerpos se respeten en esa relación con nuestro territorio».

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