Carta de María Tila Uribe publicada originalmente en El Espectador
Su periódico publicó el 30 de abril pasado un artículo titulado “La venganza de TUM”, contra Tomás Uribe Márquez, mi padre. En aras de defender la honra y trayectoria de Tomás y de quienes fueron protagonistas del socialismo revolucionario en Colombia en los años 20, esta carta:
Tomás Uribe Márquez nació en Medellín en 1886 y falleció en Bogotá en 1936. Ingeniero agrónomo, escritor, periodista, humanista, fue propulsor de la primera Confederación Obrera Nacional y a la vez cofundador y secretario general del Partido Socialista Revolucionario de los años 20. Ese al que se atreven a llamar “informante” es el mismo que, después de un consejo de guerra, en el que fue defendido vehementemente por Jorge Eliécer Gaitán, la Hegemonía Conservadora mandó al Panóptico (hoy Museo) Nacional por sus ideas, su liderazgo y participación en los movimientos sociales de los años 20, por su actuación y respaldo a los huelguistas de la Zona Bananera en 1928. Es el mismo que aguantó la tortura y el cepo durante una hora diaria sin hablar ni gritar; el mismo a quien le quebraron su salud, pero nunca su dignidad, ni su fortaleza, ni la convicción en sus ideales.
¿Dónde están las pruebas de que hubo tal conversación (con el entonces director de la Policía Gustavo Gómez) y los soportes de los supuestos informes que dio Uribe Márquez al Sr. Gómez? ¿Quizás el capitán Gómez se basó en las charlas públicas y los artículos de opinión de Uribe Márquez y los aprovechó y amañó para armar su informe? ¿O inventar una supuesta conversación con el más notable líder de los socialistas de ese momento podría darle prestigio a su carrera policial? Eran tiempos en los que también se ganaban beneficios y ascensos con informes falsos.
Ese Partido Socialista “…guiado por Uribe Márquez, dos de sus hermanos, dos de sus primos hermanos, sus respectivas esposas, esposos y amigos”, contó en sus filas a María Cano, a Torres Giraldo; y a Raúl Mahecha, quien dirigió las dos grandes huelgas petroleras y enfrentó a la “Tropical” en la masacre de las bananeras; a Erasmo Coronel, Aurelio Rodríguez y otros que resultaron forjadores de la USO; a Quintín Lame; a escritores y caricaturistas amigos, como “José Mar” o Ricardo Rendón, decididos a combatir la Ley de Pena de Muerte y defender el programa socialista. Fue a costa de luchas y sacrificios de esas “parejas, parientes y amigos”, que las generaciones que seguimos pudimos disfrutar de las ocho horas diarias de trabajo entre otras reformas sociales.
Qué importante sería que pudiera conformarse una comisión de la verdad sobre este asunto, aunque exista ya una sustentación histórica de este periodo. Las figuras más destacadas del socialismo de aquella época fueron calumniadas mediante un montaje de decisiones internacionales, nacionales y personales.
María Tila Uribe. Bogotá.