Por Cristina Hincapié Hurtado
Ronaldo, Messi, Pelé, Maradona, Neymar, Zidane, Romario, el Pibe, Higuita. ¿Y cuántos nombres de mujeres futbolistas conocemos? En Mujeres Confiar te contamos la historia del fútbol femenino y cómo este deporte pasó de ser uno de los espectáculos más exitosos a convertirse en una práctica prohibida. Además, de la mano de Luz Estela Zapata Jaramillo, una de las pioneras del fútbol femenino en Colombia, nos encontramos con el mayor obstáculo de las futbolistas y las dirigentes: el machismo.
Aunque se considera que los primeros indicios del fútbol femenino se remiten a una práctica deportiva conocida como Tsu Chu practicada 500 años a.C en la dinastía Han, la historia de este deporte hace referencias a la Europa del siglo XII, especialmente en países como Francia o Escocia, donde era común que las mujeres practicaran y participaran de competencias de juegos de pelota. Debido a la falta de registros que permitan atestiguar en qué momento se realizó el primer partido de fútbol femenino, quienes se han interesado en mantener viva su historia llegan a un lugar, a un año y a una mujer común.
En 1894, Nettie Honeyball, seudónimo usado por Mary Hutson, una destacada activista por los derechos de la mujer, quiso manifestar la necesidad de la emancipación y la participación política de las mujeres por medio del fútbol. A través de un anuncio de prensa, Netiie convocó a un grupo de mujeres a practicar este deporte de forma profesional y así fundó el que se conoce hoy como el primer club femenino de fútbol, el British Ladies Football Club. Este proyecto, financiado por la aristócrata Lady Florence Dixie, cuya familia se encontraba envuelta en un escándalo provocado por una pelea contra el escritor Oscar Wilde, atrajo no solo a las primeras jugadoras del club, sino también a la prensa y a los espectadores.
Así, el British Ladies Football Club organizó el que se considera oficialmente el primer partido de fútbol femenino en la historia, realizado en Londres el 23 de marzo de 1895 y que llevó a la cancha del Crouch End Athletic a dos equipos que representaban el norte y el sur de la ciudad. Quienes registraron este momento cuentan que aproximadamente diez mil personas acudieron al encuentro, donde el equipo Norte salió victorioso con el marcador 7-1. Las críticas en torno a sus vestidos, a la forma en que jugaban y a la supuesta imposibilidad de las mujeres para jugar con calidad este deporte, no se hicieron esperar, pero el equipo siguió jugando durante once fechas, recogiendo además fondos para la beneficencia.
Posteriormente, el escenario de la Primera Guerra Mundial fue muy importante para la masificación del fútbol femenino, pues, debido a que la gran mayoría de los hombres se encontraba en el campo de batalla, las mujeres ingresaron no solo como fuerza laboral sino que también ocuparon algunas plazas y prácticas que hasta ese momento eran privilegios masculinos, como el fútbol.
El éxito que se esperaba se mantuviera en Londres a finales de 1800, llegó durante los años de la guerra. Los partidos organizados por los equipos de mujeres eran cada vez más reconocidos y a ellos acudían cada vez más espectadores. Sin embargo, en 1918, mientras Europa buscaba volver a la realidad, la Asociación de Fútbol de Inglaterra FA no quiso reconocer al fútbol femenino ni mucho menos su popularidad. Por el contrario, la Asociación prohibió el uso de sus espacios, haciendo que los equipos previamente conformados por mujeres perdieran fuerza y vida.
Fue hasta 1966 que la FA, después de la Copa Mundial de Fútbol de ese año, decidió reincorporar a las mujeres en 1969, creando una rama femenina en la Asociación. En 1971, la Unión de Asociaciones Europeas de Fútbol (UEFA) comenzó a unir esfuerzos para promover y apoyar el fútbol femenino en los países europeos y posteriormente países como Italia, Estados Unidos o Japón, consolidaron sus propias ligas profesionales de fútbol femenino.
Actualmente sigue habiendo desigualdad en la práctica de este deporte, la brecha salarial y el reconocimiento que empresas, marcas e instituciones hacen a las mujeres y a los hombres dedicados al fútbol son solo dos de muchos puntos que exigen trabajo constante y sobretodo un cambio en la mentalidad de quienes aportan al desarrollo de esta disciplina.
Pero indudablemente las cifras han crecido en los últimos años: aproximadamente 69.000 clubes cuentan hoy con un equipo femenino en América, hay once federaciones nacionales que cuidan los semilleros femeninos a través de escuelas orientadas para ellas, existen más de 7.000 árbitros mujeres y la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) augura que para el Mundial Femenino de Fútbol 2019 que se llevará a cabo en Francia, 45 millones de mujeres y niñas jugarán en este encuentro.
Fútbol femenino en Colombia
Luz Estela Zapata Jaramillo creció en las calles del barrio Buenos Aires en Medellín, su pasión siempre tuvo cerca un balón de fútbol. Durante su infancia vivió lo que, posteriormente, se dedicaría a cambiar: el estigma de las mujeres futbolistas. Recuerda que cuando estaba pequeña, a pesar del apoyo incondicional de su familia, escuchaba cómo las familias de sus amigas le decían que no jugaran con ella, pues «era una brincona que andaba todo el día jugando fútbol», un deporte que se ha considerado exclusivo para los hombres.
Sin embargo, la pasión de Luz no se ha derrumbado con este tipo de comentarios, al contrario, cada vez con más fuerza buscó alcanzar su sueño de ser futbolista. En esa época, cuenta, solo existían dos o tres equipos en los que se les permitía a las niñas jugar, y por todos ellos pasó Luz, resaltando con su famosa zurda goleadora. Empezó a jugar en Masajes Apolo, un equipo de mujeres del barrio Castilla. Después, una de las pioneras del fútbol femenino en Antioquia, Margarita Martínez Betancur, una de las primeras mujeres que promovió los equipos femeninos de fútbol en el departamento, la llevaba a pueblos y a otras ciudades a jugar. En los años 90 se crea la primera liga departamental, pero para ese entonces Luz estaba teniendo a su primer hijo y no podía participar.
Con el paso del tiempo comenzaron a emerger equipos más profesionales, y lentamente su camino la fue llevando a lo que es hoy, coordinadora del Club Deportivo Formas Íntimas, un espacio que se ha enfocado en hacer crecer el fútbol femenino en Antioquia y en Colombia, pues muchas de las chicas que crecen en sus semilleros han terminado jugando en la selección Colombia. Han participado además de campeonatos como la Copa Libertadores a nivel Sudamérica Femenina que realizó su primera versión en el año 2009 y de la primera copa sub-15 en el 2018.
«Si nos cierran una puerta, vamos por otra», dice Luz, y la pasión por su trabajo se nota en su voz y en la forma en la que habla del fútbol. El gran obstáculo que ha habido y sigue habiendo es, sin duda, el machismo. Así lo expresa Luz, pues conoce de primera mano el silencio, la poca atención y el rechazo que se genera en algunos círculos deportivos frente al esfuerzo de las mujeres por hacer que su trabajo en el fútbol sea reconocido como debe ser.
Gracias a los esfuerzos de mujeres como Luz y tantas otras que han soñado con ser futbolistas en el país y que abrieron el camino para que otras mujeres pudieran llegar a serlo, en el año 1998 la Selección Colombia Femenina hace su primera aparición en el Campeonato Sudamericano Femenino en Mar del Plata, Argentina.
Sin embargo, fue hasta el año 2003 que la selección reapareció en el Campeonato Sudamericano Femenino bajo la dirección técnica de Myriam Guerrero y la asistencia técnica de Margarita Martínez. Estas mujeres, pioneras en el campo colombiano, tuvieron que sobrepasar muchos obstáculos institucionales, sociales y familiares, pues los estigmas y los pocos aportes que recibían hacían que la posibilidad de consolidarse como equipo y jugadoras profesionales fuera una lucha diaria.
Actualmente, su organización está a cargo de la Federación Colombiana de Fútbol, miembro de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) y de la FIFA. La selección ha obtenido reconocimiento en los subcampeonatos de la Copa América Femenina en las ediciones de 2010 y 2014, lo que las ha llevado a estar en los Mundiales de 2011 y 2015 y en los Juegos Olímpicos de 2012 y 2016. En categorías inferiores fue la primera selección de Sudamérica campeona del Campeonato Sudamericano Femenino Sub-17 y fueron subcampeonas en el Campeonato Sudamericano Femenino Sub-20 de 2010. Hoy, la Selección Colombia es el mejor segundo equipo en el ránking de selecciones de Conmebol solo superada por Brasil y se ubica en el puesto 24 del Ránking de la FIFA.
En la nómina se destacan jugadoras de trayectoria como Yoreli Rincón, Catalina Usme, Daniela Montoya, Leicy Santos y Sandra Sepúlveda, entre otras jóvenes promesas del fútbol femenino que acaban de participar en la Copa América Femenina en Chile y ya se preparan para la Copa Mundial Femenina Sub-17 de la FIFA, que se disputará entre el 13 de noviembre y el 1 de diciembre de 2018 en Uruguay.