Cultura

Ella es… Ana María Mesa Villegas: «Creo en la libertad para que cada uno aprenda a su modo y equivocándose»

Por 29 marzo, 2018 octubre 20th, 2019 Sin comentarios

 

Ana María Mesa Villegas. Foto cortesía

Por Cristina Hincapié Hurtado

Volvemos en el 2018 con nuestra entrevista twittera #EllaEs, una conversación que nos permite conocer mujeres que, desde sus redes sociales y con la ayuda de herramientas digitales, aportan al empoderamiento femenino y a la construcción de otros mundos posibles. Empezamos el año con Ana María Mesa Villegas, periodista y columnista del periódico La Patria de Manizales.

Nuestra primera invitada del 2018 a la entrevista twittera es Ana María Mesa Villegas, conocida como @animesa en el mundo de las redes sociales. Ana María vive en Manizales, estudió administración de empresas en la Universidad EAFIT, pero ejerció como profesional de esa área durante pocos años porque siempre se interesó más en el arte y la cultura. Trabajó con la Orquesta Sinfónica de Caldas e hizo parte de su junta directiva, así como de la junta de la Corporación Jazz Manizales que realizaba los Festivales Internacionales de Jazz en la ciudad. En el año 2005 empezó a trabajar como directora de la Emisora Cultural Radio Cóndor de la Universidad Autónoma de Manizales y comenzó a hacer radio. Desde el 2014 trabaja como periodista en Radio Nacional de Colombia, hace un año dicta clases en la Universidad de Manizales y hace un mes es columnista del periódico La Patria.

¡Bienvenida, Ana! Nuestra primera invitada del año a Ella es.  En Mujeres Confiar nos gusta preguntar por el segundo apellido, para visibilizar a esa línea materna y a nuestras madres, ¿cuál es el tuyo?

Villegas. Mi mamá se llama Pilar Villegas Villegas. Aunque mis abuelos no eran familiares, pero ahí se nota un poquito la endogamia paisa.

¿Y quién es Ana María Mesa? ¿cómo te defines?

Esa siempre me parece una pregunta muy difícil. Pero en estos días, en otra cosa, me preguntaron dos características mías y dije acelerada e independiente. Creo que esas dos cosas me definen bien. Eso de independiente es algo que me metieron mucho en la casa y que se puede definir también como autonomía y autenticidad. Intento ser eso.

Ana estudió administración pero terminó haciendo periodismo y trabajando por la cultura, ¿cómo ha sido ese camino?

Pues no fue tan fácil, la verdad. Yo estudié Administración en EAFIT que no es una carrera barata y entonces había como esperanza de que me dedicara a trabajar en multinacionales y cosas de esas, pero yo me di cuenta muy rápido que iba a ser muy infeliz haciendo eso.

Como siempre me gustó cantar dije que me iba a meter a estudiar música. La verdad a mis papás les costó aceptar ese cambio, pero la primera vez que hice un concierto con unas amigas, un grupo de mujeres que nos llamábamos Trocatinte, cambiaron de modo de pensar. Pero tampoco terminé de estudiar música, hice hasta quinto semestre, porque ya estaba grande y llevaba como dos años sin cotizar, ni pagar salud, y esas cosas, entonces volví a trabajar, pero en cultura. Fui la directora de una asociación que levantaba recursos para la Orquesta Sinfónica de Caldas y mi profesor de historia de la música me invitó a hacer parte de Radio Cóndor. Y como tenía una emisora como herramienta y éramos pocos, empecé a hacer radio. Ese fue el camino.

La verdad es que ha sido bacano salirme con la mía. Aunque yo siempre digo que la vida fue tomando esas decisiones por mí y me orientó correctamente, lo que sí hice bien fue alejarme del mundo de la administración, para el que creo que no tengo talento.

¿Y qué te gustaba cantar? ¿Qué cantaban en Trocatinte y por qué el nombre?

Trocatinte éramos nueve mujeres de donde conservo algunas de las amigas que más quiero en la vida. Se llamaba así porque encontramos esa palabra en un diccionario antiguo y quiere decir mezcla de colores. Así nos sentíamos, muy distintas todas, y juntas ahí.

Cantábamos arreglos corales para mujeres. Casi siempre música colombiana, pero el primer concierto que hicimos eran unos arreglos de jazz muy bonitos, canciones de Gershwin y arreglos de temas de Disney. Fue bacanísimo.

A mí me gusta cantar de todo. Quizá debería decir también que una de las cosas que me define es eso: cantar. Más que decir que me gusta la música, me gusta mientras la pueda cantar. Y las cosas instrumentales también las canto, cuando me gustan mucho.

¡Wow! Sabíamos de tu amor por el jazz pero el dato del canto es nuevo. ¿Además de buenas experiencias y grandes amigas, qué más te dejó esa época de tu vida y ese grupo de mujeres?

Creo que la relación que tuvimos ahí, que no fue ni cinco de fácil, peleábamos mucho, por cosas muy diversas, me dejó una relación distinta con mis congéneres. Descubrí que esa «enemistad» en la que a veces nos metemos nos priva de conocernos y de disfrutarnos.

Soy muy consciente de que esa rencilla entre mujeres es inventada, pero que muchas la llevamos con nosotros, entonces aprendí a dar pasos: sonreírles, hablarles, apoyarlas, reírme de sus chistes, decirles que son lindas, y vi el impacto que eso tuvo en las amigas que conseguí.

He hecho muchas amigas mujeres solo por no temerles, que creo que es lo que muchas veces nos pasa. Eso suena muy chistoso, pero yo siento que así es. Que nos tenemos como miedo y eso lo traducimos en «me cae gorda, pero ni sé quién es».

Creo que esa relación con las mujeres de Trocatinte definió mi relación con las mujeres. Descubrí por ellas un respeto que quizá no conocía. Mis amigas de ese grupo seguimos siendo familia.

¿Y cómo es Ana de profe?, ¿cómo te va con los estudiantes?, ¿de qué les hablas?

Ese ha sido un proceso también bastante intuitivo. Llevo un año y medio dando clase y me he permitido experimentar. Este semestre siento que tengo las cosas un poquito más bajo control. Ahora estoy tomando un diplomado sobre docencia universitaria para entender mejor ese rol.

Creo que soy como creo que mi papá era de profe o como fue mi papá conmigo cuando me enseñaba cosas. Trato de escuchar a los estudiantes, de construir con ellos los productos que necesitamos y me gusta pensar en tratarnos como colegas que es lo que terminaremos siendo. También creo que soy bastante payaso, me muevo mucho, hablo muy rápido, hago chistes, no me lo tomo tan en serio, somos periodistas creando algo. Pero para calificar soy cuchilla, o eso me han dicho ellos. A mí me parece que soy justa. Esa debe ser la búsqueda.

Vemos una vida llena de aprendizajes… entre esos, hace un ratico empezaste a escribir en el periódico @lapatriacom (ver columnas). Cuéntanos un poco cómo llegas ahí y hablemos de tu primera columna sobre el feminismo en Manizales.

Me había encontrado dos veces con Nicolás Restrepo (@nresco) el director de @lapatriacom que me había dicho que se ríe mucho con mis tuits y que si quería escribir en La Patria. Yo quiero mucho a ese periódico, entre otras porque mi profesor de periodismo Fernando-Alonso Ramírez (@fernalonso) es el editor general ahí.

A mí me parece muy difícil ser charra cuando me piden que sea charra. Eso me corta toda naturalidad, pero le dije a Nicolás que tendría que ser una columna muy a mi estilo y él dijo que justo de eso se trataba. Entonces he estado tratando de encontrar un punto medio entre ese estilo y una columna de opinión, no una entrada de blog, que es lo que siempre me sale cuando escribo cosas de ese tipo.

Estoy aprendiendo a llenar las opiniones de argumentos, que creo que es el objetivo de esos espacios. Me gusta mucho el ejercicio y agradezco que me lo permitan. La primera columna fue sobre feminismo y creo que varias tocarán ese tema, porque me parece necesario. Manizales es una ciudad tremendamente machista, todos estamos todavía muy marcados por ese sistema. Por eso la columna se llamaba como un tuit que puse alguna vez «a Manizales no ha llegado el feminismo», que por supuesto es una exageración. Aquí hay colectivos de mujeres hablando sobre eso, pero todavía no tienen mucha resonancia, hay que dárselas. Pero en general, los cargos de poder en Manizales están ocupados por señores que nos dicen «niña» a todas. La verdad a mí eso me parece desesperante.

Dándole continuidad a ese tema del feminismo y a las reflexiones que invitas desde tus escritos, sabemos que te autodenominas como «acabada de salir del clóset del feminismo». ¿Cómo fue esa salida?

Jajajaja No, pues no he acabado de salir. Pero creo que sí lo soy. Es decir, no me considero experta, hay mujeres que saben mucho más de eso, respeto mucho lo que ellas dicen y hay cosas que todavía no entiendo, sin embargo estoy convencida de la necesidad de hablar de esto. Estoy convencida de que la relación entre hombres y mujeres debe cambiar y de que hay espacios que se nos han negado. Además también creo que el machismo ha sido muy perjudicial para las mujeres, dañino, peligroso. En todos esos sentidos soy feminista.

Y creo que también lo soy en mi vida diaria. Es decir, soy una mujer independiente que he sido lo que he querido y no lo que me han impuesto. No veo nada de malo en ser madre o esposa, pero no es algo que quisiera para mí y he defendido mi derecho a ser otra cosa.

Y bueno, creo que en algún tuit dije  «soy feminista» y no hubo ninguna explosión, ni nada estalló, ni pasó nada raro y ahí lo asumí. Como que dije: vamos a dejar la bobada y seamos esto de una vez porque todo el tiempo quiero hablar de eso.

Sin embargo, en una ciudad y un país bastante machistas, no es fácil hablar de estos temas. Pros y contras de hablar de feminismo, ¿crees que todas tenemos algo que decir al respecto?, ¿o hay que ser una experta en el tema para atreverse a hablar?

Pros, creo que hay una especie de liberación, de carga que se suelta, cuando uno se asume feminista en el sentido de que puede dejar de ser lo que se espera con mayor libertad. Pero hay otra que se levanta, toca discutir mucho, afinar los argumentos, recibir insultos.

Sí creo que es una discusión que nos involucra a todos, no creo que sea una verdad revelada, creo que estamos aprendiendo y creo que es normal que digamos cosas que no son, que nos equivoquemos… La única manera de cambiar la manera en la que nos relacionamos es hablando de eso.

Yo no espero que los tipos simplemente me oigan, también me interesa oír lo que ellos tienen para decir, como dijo Mónica Palacios (@monicapalacios) un día: este no es un movimiento de prohibiciones sino de libertades. Creo en eso. Creo en hablar para entendernos. Pero sí creo que es un movimiento que pide ser escuchado con justa razón, porque hemos sido dejadas a un lado durante siglos. Así que creo que es justo que nos oigan y presten atención a lo que estamos diciendo.

Otra de las libertades que da este movimiento, es que dejamos de decir cosas para agradar a los hombres. Nada fácil porque para eso nos educan. Mucho tiempo me rehusé a ser feminista para no pelear con mis amigos, y me parece profundamente injusto eso conmigo y con las mujeres. Así que sí, declararse feminista también lo libera a uno de mucho tipo que no vale la pena que uno quiera no ser a costa de ellos.

Tu biografía en Twitter dice: «No me gusta que me den consejos, ni que me digan cómo me tengo que sentir y así soy para todo». Hablemos de la libertad.

Jajajaja Creo que puede ser una de las cosas más importantes. Me gusta mucho una caricatura de Quino donde hay un tipo encerrado diciendo «si tuviera la llave sería libre, libre», luego abre la puerta, cierra y vuelve a decir «cerraría la puerta para siempre y sería libre».  Creo que toda la vida he dado esa pelea. Hoy leía un texto sobre las personas que nos hemos sentido ovejas negras, yo me sentí así siempre, y decía el texto que eso sucede cuando la autonomía de uno riñe con lo que le quieren imponer.

Tengo el problema de que mi papá me educó siendo él un adolescente, no en edad, pero sí en su forma de ser, y eso me determinó mucho, me convenció de que lo que opine la gente no importa, que hay que tratar de ser auténtico, que no nos dejáramos poner etiquetas. Por eso quizá me choca que me digan que soy así o asá, porque entonces pierdo libertad para ser lo contrario. No me gusta que me definan, ni que me den consejos, yo no los doy, creo en la libertad para que cada uno aprenda a su modo y equivocándose. Pero pues, eso es una lucha, porque al mismo tiempo me gustaría gobernar el mundo y decirle a la gente cómo es que hay que ser. Pero bueno, contradictorios somos todos. 😛

Pero en fin, la libertad es fundamental para mí, creo que se me nota en todo, en el pelo en como me visto, en como hablo, en que siempre hablo… En fin…

Esta es la caricatura de Quino que decía. La amo.

Y aquí está el texto sobre ser una oveja negra:

http://dailyom.com/cgi-bin/display/articledisplay.cgi?aid=61843

Vamos llegando al final de nuestra conversación. Aquí vienen una serie de preguntas cortas para respuestas rápidas. ¿Qué te dice el nombre de nuestra plataforma: Mujeres Confiar?

Me dice de la confianza entre mujeres. Me dice de darnos valor entre mujeres.

¿Y cómo defines la confianza?

Creo que confiar es poder ser vulnerable sin temor a ser herido. Me gusta esa confianza que también es amor, compasión, respeto.

¿Una razón para confiar en Ana María Mesa?

Creo que soy de esas personas con las que se sabe con qué se cuenta. Creo que se sabe cuando algo no me gusta y cuando algo me gusta. No suelo amanecer con el genio cambiado y además no me guardo, no me reservo cosas y creo que eso me hace confiable.

Una escritora que recomiende @Animesa

Ay, varias: Adriana Villegas Botero (@Adrivillegas), Gloria Esquivel (@gsesquivel), Pilar Quintana (@pili_quintana), Melba Escobar (@melbaes) y Juliana Restrepo (@monitanerd). Me gustan mucho.

Y una cantante, compositora o una banda de mujeres que te guste escuchar

Yo canto, pero soy muy mala consumidora de música… :/ pero voy a recomendar que oigan a la violinista Anne-Sophie Mutter, que creo que fue de las pocas mujeres que tocó dirigida por Karajan, que no permitía mujeres en la Sinfónica de Berlín.

Ana, nos encantó conocerte más a través de esta entrevista! Mil gracias por esta conversación, por aceptar la invitación, abrir tu vida y tu corazón, y sobre todo por hacer parte de las #MujeresConfiar . De verdad, ¡gracias!

A ustedes muchas gracias, yo también pasé muy bueno. 🙂 Gracias por invitarme y cuenten conmigo. 🙂

Compartir:

Déjanos tu opinión