Lucía González Duque
Columnista invitada
Lucía es arquitecta, ha sido asesora de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, fue directora del Museo Casa de la Memoria de Medellín donde lideró diferentes procesos sobre memoria histórica, conflicto armado y violencias en la ciudad y el país. Es asesora y gran aliada de la plataforma Mujeres Confiar.
Diálogos Sentipensantes sobre patriarcado, masculinidades hegemónicas y guerra en Medellín. Trayectorias analíticas y poéticas, Serie “Hombres en Construcción” es el resultado de una investigación participativa que se realizó en el Museo Casa de la Memoria en el año 2015, con el fin de construir argumentos y avanzar en la reflexión sobre la incidencia del ‘proyecto patriarcal hegemónico’ en la pervivencia de la guerra, un asunto que consideramos de la mayor importancia y al que se le ha concedido muy poca relevancia.
Partimos de la premisa de que ese proyecto patriarcal opera de manera dramática en nuestra cultura nacional y muy especialmente en la cultura antioqueña, determinando valores, valoraciones, comportamientos y relatos no solo en la vida de los hombres, sino también de las mujeres, del orden social –normas y leyes– y de las instituciones, bajo un presupuesto de imposición, dominación y subvaloración de lo femenino, pero también de asuntos claves para el desarrollo de la vida en comunidad, como la sensibilidad y la compasión.
No nos limitamos a la noción de nuevas masculinidades, que en general se reducen a la revisión de las relaciones entre hombres y mujeres, sino a ese código cultural que se traduce en imposición de lo masculino sobre lo femenino, la fuerza sobre la seducción, la dominación y competencia sobre el acuerdo, la colaboración y la democracia, y ese terrible deslumbramiento con la guerra y sus héroes.
Como dice Martha Nussbaum en su libro Emociones políticas: “Los hombres (en Fígaro) habitan un mundo masculino que es prisión para ellos, pues cada uno de los personajes varones que aparecen vive dominado por el ansia de proteger su status”. Compartimos con ella esa noción, los hombres están atrapados en este proyecto hegemónico y no son conscientes de ello, para hacerse hombres ha sido castrada mucha parte de su sensibilidad y permanecen retados a ser proveedores, valientes, machos, en un mundo que no tiene para ellos mayores oportunidades. Es por ello que la guerra les da un lugar. La relación amorosa propuesta en equidad plantea un reto a su supremacía muy difícil de asumir. Basta ver los miles de los jóvenes que sin oportunidades se lanzan a la guerra en este país como la única posibilidad de desempeño que tienen, y las cifras de violencia contra las mujeres y de violación a niños y niñas en el marco de las relaciones familiares.
Pero no se trata solo de los hombres. Dice Nussbaum que “el nuevo orden no puede ser estable si no se producen también cambios revolucionarios en el corazón de las personas, entre los que se incluyen tanto la adopción de nuevas normas en los roles de género femenino y masculino, como una nueva concepción de ciudadano que rompa contundentemente con las normas masculinas de del ancien régimen”. Todos tenemos que preguntarnos cómo opera ese proyecto patriarcal en nuestras vidas, de qué manera contribuimos a su pervivencia. Es esta una tarea cultural que nos compete a todos.
Retomamos entonces bibliografía universal, el trabajo hecho por Hernando Muñoz, catedrático de la Universidad de Antioquia, quien viene trabajando el tema desde hace varios años, y el que venía adelantando Carlos Alberto Ossa con un grupo de trabajo –director de esta investigación– para ahondar con otros sobre esta necesaria reflexión. Hablamos entonces con jóvenes de colegios privados, con intelectuales y artistas, con mecánicos, soldados heridos en la guerra, población LGTBI, líderes sociales, entre otros, para preguntar: ¿cómo se configuró su masculinidad y qué incidencia ha tenido en su vida esta forma de ser educado y exigido en comunidad?.
Esperamos con este texto haber aportado una luz a estos hombres y mujeres participantes, quienes confesaron en la mayoría de los casos no haber hecho conciencia antes sobre este asunto que los determina, e incidir sobre muchos otros que puedan acceder a este aporte y así avanzar en la construcción de una sociedad más armónica, más justa, más feliz y amorosa.
Que Mujeres Confiar considere éste como un aporte válido para su proyecto es un avance enorme, pues la perspectiva de género, relacionada casi siempre solo a lo femenino, se ha negado por años la reflexión sobre las masculinidades hegemónicas. Nosotros, por el contrario, creemos que una manera de construir la armonía a la que aspiramos entre los géneros y con el mundo pasa por repensarnos todos, y por ayudarnos entre todos.
¡Gracias de nuevo a Carlos Alberto Ossa y a su equipo y gracias a Mujeres Confiar!
Carlos Alberto Ossa es psicólogo, Magíster en Educación y desarrollo humano. Es tejedor empírico, cocreador de El amañadero, un espacio en la ciudad de Medellín para el encuentro de hombres en torno a la reflexión de sus identidades. Hace más de 20 años realiza procesos de interacción creativa en el campo social y actualmente es consultor y dinamizador en ámbitos relacionados con la interacción psicosocial a través del arte. Fue asesor temático del proyecto Patriarcado, masculinidades hegemónicas y violencias realizado por el Museo Casa de la Memoria en el 2015, texto que compartimos a continuación con autorización de los autores.