Saralamar nació y fue criada en Medellín, en el barrio Caicedo La Toma, tiene 37 años y desde muy pequeña decidió que su camino sería el arte. Su primera musa y patrocinadora fue Marina, su mamá, una mujer popular que creía en la música como una forma de construir los sueños, de viajar y de salir adelante. Le regaló a Sara su primera guitarra y así, ella pudo iniciar su carrera, un camino que ha estado marcado por una postura crítica sobre el gremio musical, la cooperación como principio y una apuesta decidida por lo femenino. Hoy, gracias a esta carrera, Sara ha trabajado ya casi por veinte años, y ha estado al frente y detrás de los escenarios, pues se ha desempeñado como cantante, compositora, arreglista y productora musical.
La Marea es el proyecto colectivo que lidera Sara y que surgió tras un camino en solitario que la enfrentó a la escena musical, un mundo que le sigue cerrando puertas y micrófonos a las mujeres. Para Sara, crear un proyecto colectivo donde las mujeres fueran protagonistas era una forma de ampliar los significados de la sororidad, poniendo la ternura y el cuidado en los escenarios. Actualmente, seis mujeres y una persona no binaria componen La Marea y, como dice Sara, “trabajan parchado”. Su propuesta de exploración e investigación musical pone a conversar el flamenco y la guitarra con otros ritmos de América Latina y el mundo, un trabajo que han presentado en diferentes escenarios de Medellín, como la Plaza Botero, el Centro Cultural Moravia, el Festival de Flamenco y diferentes bares, restaurantes y cafés de la ciudad.
Para Sara, uno de los retos más grandes que enfrentan artistas como ella y quienes la acompañan en La Marea, es salir de los escenarios locales y poder intercambiar y mostrar su talento en otras partes del mundo. Por eso, en 2022, Sara salió con recursos propios a un viaje de exploración e intercambio que la llevó a España y a Tulum, en el sureste de México. Allí estuvo sesenta días, internada 13 kilómetros adentro de la selva, intercambiando con otras mujeres que viven y bailan flamenco en la Rivera Maya. Ese viaje de descubrimiento impulsó a Sara para que La Marea pudiera salir del país y ampliar sus fronteras.
En 2023, se presentaron a la Convocatoria de Fomento y Estímulos para el Arte y la Cultura de la Alcaldía de Medellín y recibieron uno de los estímulos para la circulación nacional e internacional. Con ese recurso inició el sueño de ir juntas hasta México, sin embargo, rápidamente se dieron cuenta de que este tipo de estímulos son valiosos, pero también insuficientes y de muy lento desembolso. Así que para lograr el viaje y los planes que tenían, La Marea tuvo que recurrir al cooperativismo, a los préstamos de los amigos y al de Confiar, quien les entregó el dinero que estaba respaldado por la convocatoria para que ellas pudieran tener a la mano todos los recursos e iniciar el viaje. Esto fue muy importante para ellas y lo ha sido para otros grupos y colectivos artísticos que han recurrido a la Cooperativa en busca de un préstamo, contando con el respaldo de becas o estímulos ya ganados; Confiar ha evidenciado así su compromiso y confianza con los procesos culturales.
El 11 de octubre, entonces, partió La Marea camino a México DF y a Tulum. En este tiempo de intercambio participaron de la Feria de la Cancha Maya (una celebración del baile, la cultura y la gastronomía Maya con 60 años de tradición) han realizado diferentes conciertos, un conversatorio sobre músicas colombianas, grabaron más de 30 horas de material y produjeron un nuevo video clip. Para La Marea esta ha sido una experiencia de aprendizajes y un intercambio estético y musical que no sólo enriquece su trabajo, sino que pone nuevas metas para el futuro, como lanzar su próximo disco en Medellín con mujeres y músicas de España, México y Argentina.
Desde hace días, las protagonistas de este viaje “guerreado” han regresado poco a poco Colombia. Traen un saldo favorable en crecimiento y experiencia, pero también una reflexión importante sobre el enorme esfuerzo que sigue significando para las mujeres vivir de la música y hacer crecer un proyecto como La Marea. Del total de los recursos invertidos, dos cuartas partes fueron cubiertas por el estímulo público de la Alcaldía; una cuarta parte es aún un dinero por pagar a quienes confiaron en ellas y apoyaron este viaje; y otra cuarta parte lo pusieron ellas mismas con su trabajo como percusionistas, bailaoras, instrumentista, realizadoras audiovisuales, logísticas, comunicadoras y productoras.
Sara, Pilar, Natalia, Adriana, Dany, Magda y Karla han apostado al baile, al teatro, a la producción audiovisual y a la música como medio de vida y como una forma para comunicar lo que ellas sienten que debe ser el arte y la cultura: historia, amor, cooperación, diversidad y fuerza. Un sueño que Confiar comparte y en el que sigue poniendo toda la confianza.